Desde Afuera

Trump, el autoritario electo

Gobierna básicamente para su base, con propuestas que van de la deportación de millones de residentes extranjeros a la imposición de tarifas

Trump, el autoritario electo
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

El gobierno de Donald Trump parece determinado a cambiar a Estados Unidos y para hacerlo, ha recurrido a medidas que parecían solo elementos de análisis para académicos y politólogos. Con un marco ideológico simple y populista, Trump ofrece a los estadounidenses acciones que parecen decisivas para resolver problemas profundos de la manera más directa, aunque al final solo resulten soluciones parciales, o cosméticas.

Trump gobierna básicamente para su base, con propuestas que van de la deportación de millones de residentes extranjeros –sin importar a veces su situación legal– a la imposición de tarifas presuntamente destinadas a estimular la reinversión industrial y la creación de empleos en Estados Unidos; de la abolición del Departamento de Educación al re-bautizo del Golfo de México como "Golfo de Estados Unidos".

Todo ello, en nombre de un pueblo estadounidense que, según el punto de vista de los partidarios de Trump, está compuesto casi exclusivamente de cristianos nacionalistas blancos. Pero son medidas que, si bien, por un lado, consolidan su fuerza,  también aumentan la polarización en un país profundamente dividido. Pero en el corto plazo, implica la posibilidad de reclamar un poder casi absoluto, como el que se atribuía en algún momento a los dictadores latinoamericanos y al ocupante sexenal de la silla presidencial en México.

Ahora se habla de una colisión con el Poder Judicial, que Trump busca reconfigurar con jueces conservadores aliados, o dispuestos a acatar la autoridad y la inmunidad proferidas por la legitimidad electoral. Él es el dueño prácticamente del Partido Republicano y, por tanto, de sus pequeñas mayorías en el actual ciclo congresional. Aquellos que no lo idolatran lo temen. Su fuerza política y su maestría en el uso de la imagen y la opinión pública, le permiten acumular y sobrevivir a acciones que muy pocos mandatarios han osado tomar y escándalos que le hubieran costado la carrera a cualquier político.

Por lo pronto, a poco más de dos meses de haber asumido la Presidencia, Trump parece empeñado en concentrar la autoridad en el Poder Ejecutivo, y concretamente su propia persona. Para varios historiadores, a comenzar por Heather Cox, autora de la celebrada columna cibernética Cartas de una Estadounidense, "el ataque de Trump y sus partidarios del MAGA contra los tribunales y el Estado de derecho ha ilustrado la rapidez con la que Estados Unidos se deslizan de la democracia al autoritarismo".  

La noción de los tres poderes equivalentes establecida en la Constitución, de la igualdad entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial, parece ir en el camino de las reliquias. La idea de que los poderes puedan balancearse y limitarse entre sí para evitar abusos y prevenir dictaduras ahora parece una receta para el desastre y un obstáculo al buen gobierno, al menos como lo imagina la derecha estadounidense. Pero también es el sistema que mal que bien funcionó y evolucionó por 200 años. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS   

COLABORADOR    

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                                                   

@CARRENOJOSE

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