COLUMNA INVITADA

Hoy no sólo escribe Temístocles, hoy escribimos nosotras

Les invito a preguntarle a las mujeres más cercanas a ustedes si alguna vez se han sentido violentadas o demeritadas, no solo para conocerla mejor, pero también para empezar a hacer de la empatía un ejercicio permanente

OPINIÓN

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Temístocles Villanueva Ramos / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Estos días de marzo, como en años anteriores, seguí las recomendaciones de compañeras activistas: ser más solidario, seguir trabajando, respaldar la lucha de mis compañeras y no protagonizar. Me conmovió en el corazón ver todas las imágenes y videos de las marchas en nuestra ciudad, y en otras ciudades del país y la región. También me tocó profundamente ver y leer los mensajes de apoyo de amigos hombres a sus hijas, compañeras de vida y de trabajo. Eso fue lo que me inspiró a dedicar este espacio a reflexionar qué nos toca a nosotros, los hombres. Y, a la par, compartir este espacio con mis compañeras y colaboradoras, con un mensaje importante que dar.

Sin querer caer en los estereotipos, quiero decir que siempre he sido muy afortunado por contar con grandes amigas en mi vida personal y mi trayectoria política. Esto también se remonta a mi historia familiar. Como muchas otras personas, nací en una familia dirigida por una mujer, mi abuela Ana María Chargoy. Ella fue y será siempre mi inspiración, mi referente de fortaleza y lucha; su apoyo y consejos me forjaron. Fue ella quien me enseñó a admirar a las mujeres que buscan generar el cambio en el país, para sus familias, para también para todas y todos los demás.

A los hombres, incluidos quienes formamos parte de la diversidad sexual o que militamos en la izquierda, quiero decirles que nos falta mucho por aprender: debemos ser más empáticos. Es momento de cuestionar nuestros privilegios y si alguna vez fuimos cómplices de las múltiples violencias misóginas que existen. Les invito a preguntarle a las mujeres más cercanas a ustedes si alguna vez se han sentido violentadas o demeritadas, no solo para conocerla mejor, pero también para empezar a hacer de la empatía un ejercicio permanente. Créanme, es difícil no protagonizar, porque estamos acostumbrados a visibilizar sólo nuestras luchas. Pero no habrá inclusión plena ni verdadera democracia sin ellas. Hoy es momento de acompañarlas. 

Finalmente, creo que nos toca aprender, corregir y crecer. Por eso, quiero ser humilde y pedir disculpas, principalmente a mis amigas y compañeras, por si alguna vez tomé una decisión que les afectara. Continuo aprendiendo de ustedes y estoy consciente de la responsabilidad que tengo como representante popular y como líder de un proyecto de impacto social. También les agradezco enormemente a quienes depositan en mí y en mi equipo su confianza para seguir construyendo, poco a poco, un mundo más incluyente. A lo largo de mi camino como activista he aprendido la importancia de contar con personas aliadas. Y por eso quiero que sepan que pueden contar conmigo como un aliado para romper el pacto patriarcal. Este espacio es de ustedes:

Hoy no solo escribe Temístocles, hoy también escribimos Claudia, Cristina, Daniela, Diana T., Diana J., Elizabeth, Jessica, Lorena, María, Maria Fernanda G., María Fernanda V., Nicté, Vianey y Yolotzin. Somos asesoras y tenemos diversas identidades que definen nuestras experiencias. Somos madres, hijas, hermanas; somos jóvenes y mayores; somos cis y somos trans; somos hetero y sáficas. 

No siempre decidimos dedicarnos a la política pero encontramos un proyecto en el que podemos aportar y hacer el cambio, a la par de poder crecer como personas y en lo profesional. No es fácil tratar de hacer la diferencia en un ámbito que tradicionalmente ha sido dominado por hombres como lo es la política, el legislativo y el trabajo territorial. 

Hemos entrado a salones llenos de hombres que menosprecian nuestras ideas o juzgan nuestra apariencia; hemos padecido el acoso de ciudadanos y colegas que confunden el trato amable que brindamos en nuestro trabajo y que se sienten con la autoridad y la fuerza de acercarse a nosotras de manera lasciva. También hemos padecido distintas violencias en nuestras relaciones personales y familiares. Hemos visto como colegas hombres se condecoran con nuestras ideas y propuestas, y vivimos día con día la falta de paridad en las unidades administrativas. Pero aprendemos de todas estas experiencias y trabajamos desde nuestra trinchera para cambiar esta realidad.

Buscamos que este proyecto sea incluyente e igualitario; por eso logramos mejores salarios y la conciliación de la vida laboral y personal para todas y todos. Queremos que todas aquí sean escuchadas y valoradas; no dudamos en emitir nuestras posiciones políticas, ideológicas y religiosas. No dudamos en señalar cuando existe una acción o comentario misógino y siempre usaremos nuestra voz, no porque nos den permiso, sino porque somos la mayoría en este proyecto y nos toca. 

Tomamos este espacio sin permiso para decirles que; juntas, y de la mano de mujeres con liderazgo en sus comunidades y nuestros compañeros, –incluido Temístocles–, hemos trabajado los últimos años por un proyecto en común que haga la diferencia. No somos perfectas ni perfectos y se han cometido errores, pero tenemos las mejores intenciones: contribuir para hacer un mundo, un país, una ciudad más habitables para todas. 

Sigamos construyendo hacia la igualdad plena.

POR TEMÍSTOCLES VILLANUEVA RAMOS
DIPUTADO LOCAL DE MORENA
@TEMISTOCLESVR

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