Cúpula

De sobremesa con Alfredo Castañeda: Degustación visual para nutrir el alma

Medio centenar de obras del artista se exhiben en Casa Nuestra

De sobremesa con Alfredo Castañeda: Degustación visual para nutrir el alma
Medio centenar de obras del artista se exhiben en Casa Nuestra Foto: Foto: Especial

El dibujo y la pintura son artes hermanas, casi siamesas, que conviven con otras como la arquitectura. El pintor y arquitecto Alfredo Castañeda es ejemplo de la convivencia armónica de estas disciplinas.

Castañeda alternó esas actividades, hasta que en 1971 decidió dedicarse de tiempo completo a la creación pictórica, lo que significó un acierto no sólo para su carrera artística, sino para la plástica mexicana.

Nacido el 18 de febrero de 1938, en Ciudad de México, estudió Arquitectura en la UNAM, y egresó en 1964. Su primera exposición individual se realizó en la Galería de Arte Mexicano, lo que dio inicio a una fructífera producción que se expandió a Estados Unidos y España (donde residió desde 1994 hasta su deceso, en 2010).

Ahora celebramos el regreso a su tierra natal, personificado en las obras que conforman la exposición De sobremesa con Alfredo Castañeda, una muestra de más de 50 piezas, de las cuales 14 pertenecen a la Colección Pago en Especie de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Gracias a la trascendencia de la producción artística de Castañeda en la plástica nacional, ingresó al programa Pago en Especie en 1979; de ese modo tuvo oportunidad de deducir impuestos con algunas de sus creaciones que pasaron a formar parte del patrimonio nacional.

La exposición incluye una cuidada selección hecha por Marina Castañeda Matos, nieta del artista. La disposición fue pensada para crear un recorrido dinámico por el espacio de Casa Nuestra, Antigua Sede del Senado, que comienza en dirección contraria a las manecillas del reloj y logra introducir a los visitantes en un momento, casi melancólico, que remite al inicio de una sobremesa, mediante la evocación de viajes, amigos, momentos idos —algunos pasajeros y lejanos— que nos inducen a realizar una travesía en retrospectiva.

De ese modo, más espiritualmente integrados, nos adentramos en los deseos, sueños y preocupaciones de Castañeda para posteriormente introducirnos en nosotros mismos y reflexionar acerca de lo que él nos desafía a procesar con la mirada. Una de las obras que más llaman la atención es El Gran Parto, en la que alude a la noción filosófica del yo creador al tiempo que nos permite comprender mejor su universo pictórico surrealista.

Un elemento muy emotivo al final es la obra Esperando para partir, donde la sobremesa comienza o termina; frente a ella hay una mesilla y un asiento en el que el visitante puede sentarse para conversar con Castañeda. Sentado en medio de un paisaje solitario, el artista espera a que una barca se acerque más a él para poder partir, mientras nos observa comprensivo y contemplativamente, dispuesto a escuchar el flujo de emociones que nos ha producido la degustación visual de su obra: Alfredo está frente a nosotros con una actitud nostálgica que sobrecoge el alma y alimenta el deseo de querer volver o nunca irse.

Por Hacienda es Patrimonio Cultural

MAAZ

 

Temas