La llegada de los conquistadores europeos a América también supuso un proceso de evangelización que duró siglos, y que encontró terreno fértil entre miles de personas que habían nacido en el Nuevo Mundo.
Una de ellas fue Santa Rosa de Lima, considerada patrona de América y Filipinas, y una de las primeras mujeres nacidas en el continente americano que fue elevada a la categoría de santa por la Iglesia Católica.
¿Quién fue Santa Rosa de Lima?
Nacida con el nombre de Isabel Flores de Olivos en 1586, Santa Rosa de Lima formó parte de una familia con una profunda fe cristiana, que la instruyó en ella durante sus primeros años de vida, los cuales pasó en un pueblo cercano a Lima, Perú.
Cuando fue confirmada por el arzobispo de Lima, Toribio de Mogrovejo, Isabel decidió cambiar su nombre por el de Rosa, con el que la conocía su familia por el llamativo color encarnado de sus mejillas.
A pesar de que sus padres querían casarla, Santa Rosa de Lima optó por seguir una vida religiosa, inspirada por el ejemplo de Santa Catalina de Siena. Así, al tener la edad suficiente, entra en la Orden de Santo Domingo.
La labor espiritual de la santa fue combinada con una esmerada actividad a favor de los desvalidos, sobre todo de personas enfermas que sufrían en su cuerpo un dolor similar al padecido por Cristo en su propio martirio.
Defensora de Lima
Además de su piedad, otra de las grandes características de Santa Rosa de Lima era su carácter. Hizo buenas migas con San Martín de Porres y ayudó en la evangelización de la zona, pero un evento hizo que se le considerara protectora del Virreinato del Perú.
La historia señala que, en 1615, un grupo de piratas, atraídos por las riquezas ocultas en Lima, quiso atacar la ciudad. Santa Rosa y un grupo de mujeres se apostaron en la iglesia de la Virgen del Rosario para pedir ayuda divina ante la inminente invasión.
Sucedió que el jefe de los piratas murió antes de que comenzara el ataque, por lo que los atacantes huyeron despavoridos. Convencidos que la intercesión de la religiosa había obrado la milagrosa victoria, los habitantes de Lima no dudaron en aclamarla como santa.
Santa Rosa de Lima falleció el 24 de agosto de 1617, con solo 31 años de edad. Pocos años más tarde, en 1671, fue beatificada y, con ello, se convirtió en la primera santa nacida en América.
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