Envío Diplomático

Entre comer gatos y tragar sapos

Para México, lo mejor es definir ya,  cuál es nuestra política exterior, tanto hacia la región norteamericana como hacia el resto del mundo

Entre comer gatos y tragar sapos
David Nájera / Envío Diplomático / El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

El paso de los días nos acerca a las próximas elecciones en Estados Unidos. En lo personal, percibo menor dominación mediática de ese proceso en la prensa internacional de lo que usualmente sucede.

Ello puede deberse a la nutrida agenda internacional con varios conflictos, colocando en riesgo la paz mundial, gran incertidumbre sobre las variables económicas y el creciente efecto de la transformación tecnológica ocasionada por la Inteligencia Artificial.

Pero si, efectivamente, fuese menor la atención mediática, lejos está de que disminuya la relevancia de esa elección para la escena internacional. La suma del peso económico, el poder militar y las nuevas tecnologías, mantienen a Estados Unidos como un actor fundamental de la estabilidad mundial.

Pensar lo contrario muestra más un oscurantismo nacionalista y visiones localistas que la comprensión real de lo que está en juego en las elecciones.

Por ello, el reciente debate entre los dos candidatos, Kamala Harris por el Partido Demócrata y Donald Trump por el Republicano ha acaparado el interés internacional,  incluyendo las afirmaciones del segundo acerca de migrantes haitianos comiendo perros y gatos domésticos en Springfield, Ohio, lo que ha generado todo tipo de comentarios; incluyendo el hecho de que hay otros 67 “Springfields” en Estados Unidos contando al Springfield de los Simpson´s entre ellos.

La imagen de migrantes comiendo mascotas ha llenado la imaginación internacional, pero para la realidad de los votantes americanos bien puede ser solo un tema más de preocupación bajo el peso mediático de campañas con abundantes recursos económicos como para estar en el público las 24 horas del día. 

Las verdades a medias, que tanto Tocqueville como Maquiavelo hubiesen calificado de plenas mentiras, es una realidad de la comunicación política y hoy están más vigentes que nunca.

Tenemos, en mi opinión, dos fuerzas mediáticas conviviendo; la del peso tradicional de los medios de comunicación, con reporteros profesionales, analistas probados y comentaristas de larga experiencia; frente a la interpretación que las redes sociales proveen, que incluye desde la opinión “del hijo del vecino” hasta el uso de “bots” y granjas de opiniones cibernéticas que definen las tendencias de intereses específicos.

En el primer caso, aún priva el rigor profesional que, en el caso de la media americana, se desarrolló sobre todo en los 70 como una reacción al abuso de confianza que la guerra de Vietnam supuso, tratando de controlar la opinión libre e informada. Para el caso de las redes sociales, se trata de un verdadero “salvaje Oeste” en el que la ausencia de reglas, ética y protocolos define el devenir del flujo informativo.

Pero, no nos confundamos; no importa lo que nuestra retórica política desearía, los votantes en las elecciones de noviembre serán los ciudadanos americanos, incluyendo varios millones de origen mexicano e incluso con doble nacionalidad. Todos ellos votarán en función de sus intereses y su entorno y la visión de quién gane, incluso Harris, será a partir de los intereses americanos.

Tragaremos sapos al ver que, la determinante de las políticas públicas de Estados Unidos, corresponden específicamente a sus intereses.

Por ello, para México, lo mejor es definir ya, cuál es nuestra política exterior, tanto hacia la región norteamericana como hacia el resto del mundo. Por esa misma razón es que durante años y régimen tras régimen, la acción internacional de México ha estado involucrada con situaciones y causas distantes, en las que responsablemente nos involucramos como una herramienta más de nuestra independencia.

POR DAVID NÁJERA

EMBAJADOR DE MÉXICO, ACTUALMENTE PRESIDE LA ASOCIACIÓN DEL SERVICIO EXTERIOR MEXICANO 

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