Ricardo Mota (Veracruz, 1988) se presentó frente a un público por primera vez a los 16 años de edad, de hecho, hacía años que estaba seguro de era mejor que muchos otros, pero no se había animado a demostrarlo.
Su padre, cuenta el tenor, es fanático de José José, tanto que en Veracruz era reconocido por tener un timbre muy parecido al del cantante. Su madre, por su parte, escuchaba a artistas como Yuri y Dulce, así que desarrolló un gusto especial por el pop que predominaba en México durante los años 90.
“Antes de ingresar a la preparatoria, le pedí a mis padres que me inscribieran en una actividad extracurricular, me gustaba la música y elegí el piano porque sabía que no me dirían que no, pero mi plan era cantar. Después de seis meses empecé clases con Guillermo Álvarez Navarro, compositor, arreglista y director coral, una eminencia y me permitió conocer mi voz”, contó.
Mota terminó la Licenciatura en Canto en 2015 en la Universidad Veracruzana, institución que, según el cantante lírico, le abrió las puertas del mundo, ya que la casa de estudios le ofreció una beca que cubría todos sus gastos para realizar el Programa de Interpretación Vocal en el Bowling Green State University de Ohio, Estados Unidos, en donde comenzó a generar contactos para presentarse en diversos escenarios.
“Pasar del pop a la música clásica fue un reto porque mis conocimientos eran limitados. Sin embargo, terminó gustándome tanto o más que el pop”, compartió.
A lo largo de su trayectoria, Mota ha interpretado roles como Lord Percy en Anna Bolena, de Donizetti; Don Curzio en Las bodas de Fígaro, de Mozart; y Rodolfo en La Bohème, de Puccini, entre otros. Sin embargo, tras el confinamiento por la pandemia de COVID-19, el tenor se enfrentó a la cancelación de contratos, audiciones y concursos.
“Para mí ¡hubo un antes y un después de la pandemia. Mi carrera no fue la misma, pero continué con mi preparación”, dijo Mota, quien explicó que, a lo largo de su trayectoria, le ha tocado enfrentar diversos retos fuera de su país, como el racismo y la pérdida de oportunidades derivadas de su falta de experiencia -sobre todo al inicio-.
“El hecho de que en México no haya suficientes espacios para que tomemos experiencia lleva a que se cuestione nuestra carrera en el extranjero. Además, no contar con herramientas como saber cuánto cobrar, qué exigir, cómo audicionar o cómo interpretar, nos cierra muchas oportunidades”, resaltó.
En Estados Unidos, se ha presentado en espacios como el Hudson Theater de Hollywood, la Opera Camerata of Washington y el Santa Monica Opera Theater.
Por Azaneth Cruz
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