COLUMNA INVITADA

La guerra de los chips: Taiwán, en el epicentro de la disputa por la tecnología en el mundo

La tecnología en el mundo en cualquiera de sus sectores productivos es y será crucial para el desarrollo evolutivo de la humanidad

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

La tecnología en el mundo, en cualquiera de sus sectores productivos es y será crucial para el desarrollo evolutivo de la humanidad, por lo menos, así ha sido durante los últimos 300 años, y tal parece, esta tendencia no habrá de desaparecer en el futuro inmediato. Lo anterior, cobra especial relevancia, porque la visita de la presidenta del Congreso Norteamericano a Taiwán, en medio de un contexto de desencuentros diplomáticos, entre el país de las barras y las estrellas y China, no ha sido el mejor signo de cooperación y respeto, por parte de los americanos para respaldar la política exterior asiática.

Muchos han sido los analistas que han comentado en diferentes medios de comunicación que la gira de la congresista, Nancy Pelosi a tierras asiáticas, ha tenido como principal objetivo, fortalecer las alianzas estratégicas que han tratado de posicionar como prioridad en su agenda de asuntos exteriores los estadounidenses en los últimos meses, en aquella región del mundo.

Sin embargo, esa lectura quedaría muy corta para explicar los verdaderos intereses que hay detrás de dichas reuniones, ya que, uno de los aspectos del viaje de la política a la isla asiática del que no se ha hablado, es su reunión con Mark Lui, presidente de la Taiwán Semiconductor Manufacturing Corporation (TSMC), la empresa de chips más grande de aquel lugar y del mundo.

La gira de la congresista coincidió con los esfuerzos de Estados Unidos por convencer a TSMC, de que establezca una base de fabricación en EU y deje de fabricar chips avanzados para empresas chinas. Es decir, el gobierno norteamericano, ya se había acercado previamente con la empresa líder en el sector para tratar de reubicar su centro de operaciones, posicionándolo consecuentemente al otro lado del mundo, muy lejos de la amenaza que representa China.

Esta jugada por supuesto que dejaría fuera de la ecuación en la competencia por el control de la tecnológica al gigante asiático, ya que, Taiwán es su principal proveedor de transistores, por lo que de verse paralizada esta serie de operaciones, la viabilidad de la economía asiática se vería sustancialmente entorpecida haciendo que Estados Unidos, recobrará la supremacía comercial de
culminar satisfactoriamente con este proceso.

De igual forma, no es conveniente olvidar que el apoyo de Estados Unidos a Taiwán se ha basado históricamente en la oposición de Washington al régimen comunista de Beijing, y en la resistencia de Taiwán a ser absorbido por China.

Pero en los últimos años, la autonomía de Taiwán se ha convertido en un interés geopolítico vital para Estados Unidos, debido al dominio de la isla en el mercado de fabricación de semiconductores. Quién domine el mercado de los chips tendrá la supremacía de la innovación en las cadenas productivas durante las siguientes décadas en el mundo.

Los semiconductores -también conocidos como chips de ordenador, forman parte de todos los dispositivos conectados en red, que se han incorporado a las tareas del orden común, aunque también tienen aplicaciones militares avanzadas que hacen fundamental asegurar su existencia en cualquier momento, más cuando se piensa en temas de Seguridad Nacional.

Pero quizás el mayor detonante que les abrió los ojos a los estadounidenses hacia el futuro y su meteórica dependencia con a este tema, fue la llegada del internet 5G, ultrarrápido y transformador, el cuál está haciendo posible un mundo de dispositivos conectados de todo tipo y una nueva generación de armas en red.

Con esto en mente, los funcionarios norteamericanos comenzaron a darse cuenta durante la administración Trump, de que las empresas de diseño de semiconductores, como Intel, dependían en gran medida de las cadenas de suministro con sede en Asia para la fabricación de sus productos, lo que por supuesto, les resta competitividad y autonomía estratégica en las cadenas productivas en el mediano y largo plazo.

Como resultado de todo esto, el 10 de agosto del presente año, el presidente Joe Biden, firmó un paquete legislativo de $280 mil millones de dólares, que incluye miles de millones de dólares en subsidios para impulsar la fabricación de semiconductores en EE. UU. y mantener la competitividad del país con China.

Todo lo anterior, puede interpretarse como resultado del diagnóstico que seguramente Pelosi, compartió con Biden, y que pareciera no ser esperanzador en términos de competencia estratégica para los estadounidenses, sino apuntalan de manera rápida este mercado y logran que China no interfiera en estos planes.

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES

PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

MAAZ

 

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