ALHAJERO

Guillotina a la cabeza mayor

Primero castigó y luego envió un mensaje contundente: Que nadie se sienta imprescindible. Nadie es tan importante ni tan poderoso

OPINIÓN

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Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La primera cabeza en caer por las derrotas de Morena el pasado 6 de junio, fue la cabeza mayor: la de Gabriel García Hernández, el jefe de los “súper delegados”, el coordinador de los “servidores de la nación” y mandamás de los correcaminos; el encargado de la operación electoral y de ampliar el voto duro del partido en el poder.

Impensable para quienes observaban el poder acumulado por el Monje Negro al lado de Andrés Manuel López Obrador. Inesperado para el propio coordinador general de Programas Integrales de Desarrollo. Pero ocurrió…

El Presidente castigó el que, considera, fue el mayor error que cometieron en esta elección –no se comunicaron bien los programas de Bienestar–, y lanzó un mensaje contundente: Que nadie se sienta imprescindible. Nadie es tan importante ni tan poderoso. Es el manotazo clásico del tercer año de gobierno que advierte a propios y extraños: Aquí (aún) mando yo.

Es la señal para retomar el rumbo, para dejarse de “politiquerías” y de ambiciones personales y de ponerse a trabajar por el proyecto de la 4T.

Así lo ven algunos desde Palacio Nacional. Así entienden la caída –a un escaño del Senado– de Gabriel García. A toro pasado, los primeros avisos sobre esta decisión los dio el propio AMLO cuando habló sobre la derrota de Morena en la Ciudad de México. Mencionó entonces que había faltado trabajo en tierra y que los programas sociales no se comunicaron lo suficiente entre la población para ser valorados.(Ipso facto salió Cristina Cruz, delegada de programas para el Bienestar en la CDMX. Fue sustituida por Estefany Correa, integrante de la Ayudantía de AMLO). Conclusión semejante saltó en el equipo lopezobradorista al analizar lo sucedido en otras zonas, como en Nuevo León, y distintas capitales del país.

Varias razones se expusieron al respecto:

-Los programas sociales no se comunicaron como debía (no fueron lo suficientemente “cacareados” y vinculados con el proyecto de López Obrador) por los miembros de Morena y particularmente por los delegados de Bienestar.

-Los programas tuvieron fallas importantes en su funcionamiento; desde la elaboración del censo que nunca se terminó ni se entendió cómo ni bajo qué reglas se hizo, hasta la dispersión y la entrega del dinero de los distintos programas.

-Algunos de los delegados y miembros de su personal pensaron más en sus proyectos políticos que en servir a la gente.

El diagnóstico pegó directito a Gabriel García.

Resultó la gota que derramó el vaso, pues su participación en el tema de las vacunas –los denominados “chalecos guindas” terminaron siendo detestados por muchos– fue también desastrosa.

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GEMAS: Obsequio de Gabriel García: “(Me voy) muy satisfecho; tranquilo con mi conciencia, mi alma; con mi espíritu muy enriquecido porque es el mejor trabajo del mundo, atender a la gente”.

POR MARTHA ANAYA
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@MARTHAANAYA

dza