No habían pasado siquiera 24 horas de la juramentación de Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos cuando la Secretaría de Hacienda, de Rogelio Ramírez de la O, ya había publicado ayer el decreto que abre la puerta a más estímulos fiscales, esta vez enfocados a la innovación y a la capacitación dual; es decir, a los convenios que muchas empresas tienen con universidades para entrenar trabajadores tanto en el aula como en las factorías.
Este es el camino que el Gobierno de Claudia Sheinbaum ha elegido para contrarrestar las colosales disparidades que podrían crearse entre Estados Unidos y México como destino de atracción de inversiones nuevas.
Allá Trump lanzará ambiciosos planes para reducir el Impuesto Corporativo, equivalente aquí al Impuesto Sobre la Renta (ISR), lo que tiene el potencial de desinflar la aspiración mexicana de atraer inversiones, porque muchos inversionistas preferirán llevarlas a Texas o Arizona.
De tal suerte, Sheinbaum presentó la semana pasada su Plan México para impulsar aquí las inversiones.
El decreto de estímulos publicado ayer tiene, entonces, esa esencia. Y, ¿qué se podrá deducir de manera inmediata? Varias cosas. Por ejemplo, se podrá deducir 86 por ciento de la inversión en nuevas aeronaves para la fumigación agrícola; 88 por ciento de las inversiones en equipo de cómputo; 72 por ciento del equipo de telecomunicaciones satelital en tierra; 86 por ciento de las bicicletas y motocicletas eléctricas; y muchas cosas más.
Estos porcentajes se ajustan dependiendo de la industria en la que se haga la inversión y están sujetos a la obtención de una constancia emitida por un Comité de Evaluación, que establecerá lineamientos y valorará cada caso. Las empresas también podrán deducir los gastos asociados a la capacitación del personal y a la innovación.
¿Será suficiente este tipo de estímulos para evitar una hemorragia venosa que podría ocurrir si la política fiscal de Trump altera todo el flujo de inversiones que pudiera llegar a México?
Es imposible saberlo, porque cada inversionista valorará no sólo el estímulo mexicano, sino la disponibilidad de mano de obra, la calidad de la infraestructura disponible y la seguridad. Trump lleva mano en el juego con su póker de ases que incluye impuestos y políticas proteccionistas. México, en cambio, elige de momento jugadas quirúrgicas para mantener inversiones y, posiblemente, incrementarlas. Veremos si funciona.
AURORA
Quien piense que Trump no puede acaparar inversiones en EU por falta de mano de obra, piénselo dos veces. Viene una oleada de robots y vehículos autónomos. Un ejemplo, Aurora, la empresa de Chris Urmson, que está a punto de poner a rodar tractocamiones en Texas este abril. Sí, tráileres sin conductor. La empresa ya tiene alianzas con Nvidia y con Continental.
POR: CARLOS MOTA
WHATSAPP: 56-1164-9060
TIKTOK: @SOYCARLOSMOTA
PAL