Las cruces que las familias colocaron para honrar la memoria de sus difuntos, siguen en pie en el terreno donde explotó la toma clandestina el 18 de enero de 2019, con saldo de 137 muertos, 194 huérfanos y un pueblo enlutado: Tlahuelilpan, Hidalgo.
El memorial prometido no tiene fecha. Su construcción, antes incierta, se ha pospuesto por la pandemia; sin embargo, por donde corre el ducto y en la periferia, donde los cuerpos calcinados quedaron tendidos después de caer, al no lograr apagarse, los deudos colocan flores y pertenencias de los difuntos, a dos años de la tragedia.
Aniversario del siniestro
No obstante, por la contingencia la afluencia ha disminuido, pero se reaviva en la víspera del aniversario del siniestro.
Las becas de por vida para los menores huérfanos y el apoyo económico para la reactivación del municipio tampoco ha llegado, afirman los pobladores, poco expresivos en esta ocasión.
El problema que detonó la tragedia, la perforación de válvulas de Pemex para extraer hidrocarburo, continúa.
Economía ilegal
Es, según la Secretaría de Seguridad Pública del estado, la principal economía ilegal en el municipio y los aledaños, lo cual ha detonado una “cadena de sangre”, por los robos de vehículos, asaltos, lesiones y homicidios, que atribuyen a lo que han denominado “rivalidad delincuencial”, primera causa de muertes violentas en la entidad.
¨Por Áxel Chávez