El cansancio extremo que nos frena, irrita, pone en riesgo nuestra vida social y en gran medida nuestra propia salud, tiene un nombre catalogado por algunos especialistas como T’Wired.
El T´Wired se vincula con el cansancio extremo, la necesidad (voluntaria) de conexión permanente a las redes, la sensación física por un lado de sentirnos agotados, pero por el otro, de seguir activo mentalmente a pesar de que dentro de nosotros sabemos que necesitamos parar para tomar energía y retomar las actividades en otro momento.
El padecimiento adquiere importancia en los últimos meses por la pandemia por Covid-19 que vive el mundo entero, el confinamiento y la preocupación por conservar nuestro trabajo y no dejar de lado nuestras responsabilidades en corto tiempo puede pasarnos factura.
Las primeras alarmas se acentúan cuando comenzamos a tener actitudes que no son normales en nuestro día con día, por ejemplo, sobrecargarnos de trabajo y terminar muy tarde de nuestras labores a pesar de que sabemos que eso lo podemos hacer en otro momento y que con descanso y buenos hábitos alimenticios y de salud, podemos hacerlo mejor y eficientemente. Al final somos menos productivos y podemos tener secuelas en nuestra salud.
El T’Wired se caracteriza por tres situaciones que son fácilmente reconocibles
Comencemos con el insomnio
Cuantas veces no deseamos llegar a casa o cambiarnos de habitación a la cama luego de un arduo día de trabajo y labores en el hogar, los ojos se nos cierran y sólo resta tocar la almohada para creer que estamos listos para descansar, pero…¡oh sorpresa!
Nuestro cuerpo no ha apagado el ‘switch’, comenzamos a dar vueltas en la cama pensando en los pendientes que tenemos que resolver al siguiente día, las clases virtuales, los pagos que hay que realizar, la nómina, el proyecto inconcluso, entre decenas de pendientes que a la postre van a lograr que no conciliemos el sueño y además que reduzcamos esas horas de descanso, el resultado será un mayor agotamiento mental durante la mañana y el resto del día.
Irritabilidad
El perder horas de sueño y no descansar el cuerpo y la mente de forma adecuada nos va a producir irritabilidad, esa terrible sensación de sentirnos atacados por cualquier cosa y responder de una manera grosera y agresiva es el producto de un problema mental que no hemos podido solucionar y que se debe a la sobrecarga de trabajo que nosotros mismos generamos.
El aislamiento
Estar conectados todo el tiempo y a toda hora no tiene nada que ver con una buena práctica social, es decir, estamos todo el tiempo recibiendo y brindando información a través de un ordenador o dispositivos electrónicos y nos metemos de lleno al trabajo, sin embargo, somos completamente solitarios, preferimos aislarnos, no convivir con otras personas (y en época de pandemia como ahora, marcamos perfectamente una distancia que no necesariamente es sana), dejamos de lado la comunicación con nuestros familiares o amigos y preferimos mantenernos en casa y no convivir con otras personas, lo cual es muy nocivo.
¿Qué hacer para solucionarlo?
Comenzar por entender que no podemos reprimir nuestros deseos y ganas de ser felices por darle un rol protagónico al trabajo o las ocupaciones de la rutina, darnos el tiempo de disfrutar una buena caminata o leer un libro o bien desconectarse totalmente de los dispositivos electrónicos; recordemos que si el cerebro detecta un sobreesfuerzo envía señales al cuerpo para que reduzca el rendimiento y ahorre energía y por lo tanto nuestro rendimiento va ir hacia abajo y afectará sin duda nuestro descanso.
Regresar a lo básico, llevar una vida sana y hacer ejercicio, quizá no vas a poder estar enfocado en hacer algún deporte o acudir a un gimnasio, sin embargo, si puedes salir a caminar, respirar aire fresco, disfrutar con tiempo y sin prisas de una caminata por el parque ayuda a bajar las ondas cerebrales debido a que el color verde de la vegetación es una excelente ayuda.
Otro aspecto es darnos la oportunidad de disfrutar lo que tenemos y darnos el gusto de apapacharnos, no siempre podemos estar aislados o preocupados por el trabajo o los pendientes; salir con tu mascota, hablar con tu familia, charlar con un amigo mientras disfrutas de un trago o un café, no debería causarnos ansiedad por considerar que podríamos aprovechar ese tiempo para resolver problemas.
Hay que aprender a querernos y con ello lograremos que ese cansancio crónico no se convierta en algo muy serio que ponga en riesgo nuestra propia salud.