Uno de los músculos que más se olvidan al momento de entrenar, además del antebrazo, es el trapecio, el cual es esa pequeña pero muy importante zona que se encuentra entre nuestro cuello y hombro.
El trapecio es un músculo que puedes entrenar en tus sesiones, tanto de espalda como de hombro, pues se complementa de ambos y se vuelve sinergista en varios ejercicios como el remo o las elevaciones.
Además, da una mayor estética a tu cuerpo y forma más voluminosa, dando así una apariencia fuerte, pero que también contribuye en un menor riesgo de lesiones cervicales y del cuello.
A continuación te mencionamos algunos ejercicios que podrían parecer básicos y sencillos pero que harán maravillas por tu trapecio.
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Encogimientos con barra
Aunque también se podrían hacer con mancuernas, este ejercicio es muy básico pero que hará que tu trapecio crezca y gane fuerza en tu espalda superior.
El ejercicio consiste en tomar una barra olímpica o las mancuernas y encoger los hombros, sin que haya ayuda de por medio del brazo o incluso de la zona lumbar. solo debes subir y bajar los hombros.
Remo al cuello
Este ejercicio tiene algunas variantes que puedes aplicar tanto con peso libre como con poleas, pero lo importante es, como en todo, la técnica de ejecución.
Lo que tienes que hacer es llevar una barra con peso a tu cuello o barbilla, cuidando que el desplazamiento sea lo más vertical posible, con el menor grado de inclinación de tu cuerpo. Así mismo, una de sus buenas variantes, es la que puedes realizar con cuerdas en polea alta, donde en esta caso, el jalón se hará con aperturas de las cuerdas a los laterales de nuestra cabeza.
Farmer Walks
Podrías sentirte un poco raro con este ejercicio, pero es muy efectivo para hacer crecer tu trapecio de una manera colosal, además combina los encogimientos con una ligera caminata.
Lo que debes hacer es lo siguiente, sujeta un par de mancuernas o discos y colocalos directamente en tus costados, posteriormente haz un encogimiento y mantenlo así durante tu breve caminata hasta el punto de retorno al inicio del ejercicio. Si sientes que tu espalda se empieza a arquear o pierdes un poco de equilibrio, detén el ejercicio y corrige tu postura.