La mayoría de las personas hemos sido educadas para intentar ser amables aún con las personas desconocidas, por lo que cualquier atisbo de desconfianza es ignorado e incluso lo justificamos para evitar un confrontamiento que parece innecesario. Pero esta falta de límites han inspirado películas como "Creep" (2014), dirigida por Patrick Brice y protagonizada por él mismo junto a Mark Duplass.
Ésta es una producción independiente que rompe las convenciones tradicionales del cine de terror, pues con una narrativa minimalista, personajes reducidos a su mínima expresión y un enfoque íntimo, la película logra crear una atmósfera de terror psicológico tan perturbadora como efectiva. A pesar de su bajo presupuesto, "Creep" ha sido alabada por la crítica internacional gracias a su capacidad de inquietar profundamente a su audiencia.
Mark Duplass, conocido por su trabajo en comedias y dramas independientes, sorprendió a muchas personas con su interpretación de Josef. Su habilidad para equilibrar el encanto y la locura en un mismo personaje es lo que, según muchos críticos, eleva a Creep más allá de ser una simple película de horror de bajo presupuesto. En particular, sitios internacionales como "Variety" y "The New York Times" subrayaron que la película logra un nivel de intimidad y tensión que muchas producciones más grandes no pueden alcanzar.
Creep: un encuentro que comienza como inofensivo y deviene en terror psicológico
La trama de "Creep" comienza de manera simple y aparentemente inocente: Aaron, un videógrafo freelance (interpretado por el propio director Patrick Brice), es contratado por Josef (Mark Duplass) para grabar un video personal durante un solo día. El objetivo del video, según explica Josef, es dejarle un testimonio a su futuro hijo ya que Josef afirma estar muriendo de un tumor cerebral inoperable. Y aunque la premisa inicial sugiere que será un día emotivo y melancólico, pronto las cosas toman un giro inquietante.
Desde el momento en que Aaron llega a la casa de Josef, una cabaña aislada en un bosque, el espectador siente un malestar creciente; la cámara de Aaron, que se convierte en nuestros ojos durante gran parte del film, captando detalles que desatan una sensación de peligro. Un hacha abandonada en el patio es la primera de muchas señales de alarma y cuando Josef finalmente aparece, el tono de la película oscila entre lo incómodo y lo desconcertante, pues la relación entre ambos personajes se construye sobre una ambigüedad constante, mientras Josef, con una mezcla de carisma y rareza, comienza a comportarse de manera errática.
Uno de los aspectos más destacables de "Creep" es cómo la película maneja la ambigüedad y juega con las expectativas del espectador. A lo largo del metraje, no se recurre a los sustos tradicionales o al gore explícito, en cambio, el verdadero terror radica en la imprevisibilidad de Josef, pues aunque el personaje de Duplass es presentado como un hombre encantador también es profundamente extraño, lo que obliga tanto a Aaron como al espectador a cuestionarse constantemente sus intenciones.
Igualmente, el uso de la cámara en mano y la perspectiva subjetiva hacen que nos involucremos en la experiencia de Aaron, compartiendo sus momentos de duda y terror. La incomodidad inicial crece de manera exponencial cuando Josef comienza a mostrar un comportamiento cada vez más perturbador, desde sus comentarios inapropiados hasta los "juegos" de miedo en los que involucra a Aaron, cada interacción entre ambos personajes intensifica el suspenso y lo que comienza como una anécdota extraña se convierte rápidamente en un símbolo de la dualidad de Josef: por un lado, un hombre enfermo que busca conexión; por el otro, una figura peligrosa e impredecible.
Una característica notable de Creep es el uso de la tecnología, particularmente las cámaras, como un vehículo para el terror. La película, que pertenece al subgénero "found footage", utiliza este formato no solo para crear una sensación de inmediatez, sino también para destacar cómo la tecnología se convierte en una herramienta de vigilancia y manipulación.
El enfoque en la cámara permite al espectador participar directamente en los momentos más íntimos y perturbadores. En una de las escenas más inquietantes, Aaron descubre que Josef lo había estado fotografiando en secreto desde el momento en que llegó a la casa. Esta revelación no solo profundiza el sentido de paranoia de Aaron, sino que también habla de un tema recurrente en el cine contemporáneo: la pérdida de privacidad en la era digital. Josef utiliza las grabaciones y las fotografías para ejercer control sobre Aaron, y la película, en última instancia, se convierte en una reflexión sobre cómo las personas pueden ser observadas, manipuladas e incluso acechadas a través de la tecnología.
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