Machista y sin sentimientos, eran calificativos con las que María Félix bien podría haber calificado a Bernardo, su padre, ya que la actriz aseguraba que para él las mujeres de su hogar eran poca cosa.
“Solo se preocupaba por la educación de los hombres, a quienes trataba con mano de hierro”, dice “La Doña” en uno de los libros que recopilan las anécdotas de su vida.
De acuerdo con la artista, su padre era alguien difícil que solía golpear a su hermano Pablo, quien recibía palizas que le hacía su progenitor con un cinturón.
La actriz tildaba a su padre como la imagen viva de la autoridad viril y con una mirada que era capaz de hacerle un agujero en el alma a las personas.
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“Era un hombre que no mostraba sus emociones”.
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A las mujeres de la familia Félix, indicaba, se les prohibía hablar en la mesa, tutearlo o molestarlo mientras estaba trabajando.
“Lo que más me impresionaba de él, a parte de su imponente personalidad y figura de tirano doméstico, era su tono de voz”
La madre de “La Doña” nunca le llevó la contraria, según recordaba la intérprete, ya que no hacía falta que su padre se impusiera para convencer a cualquiera de que meterse con él era una mala idea.
La señora Josefina solía recomendarle a la joven María que no se atreviera a negarle algo a su padre, aunque desde niña sirvió como intermediaria entre sus tutores e incluso presumía que era la única persona que alguna vez lo regañó.
No tenía sentimientos para casi nadie
La única mujer que podía sacarlo de este papel, aseguraba la estrella de la época de oro del cine mexicano fue su madre, quien era la única receptora del amor del hombre, pero solamente a través de cartas.
Bernardo Félix era un hombre nacido en Sonora y de origen judío y yaqui. Durante su vida adulta, el hombre se dedicó a la política y a la milicia.
La severidad de don Bernardo es una de las causas por las que se especula que Pablo, hermano de la actriz, atentó en contra de su propia vida.
De acuerdo con lo narrado por María en el libro “Todas mis Guerras”, el joven era una alma libre que decidió acabar con sus días poco después de que fue inscrito en una escuela militar.
“La Doña” sufrió mucho por este momento, no solamente por perder a un ser querido, sino porque estaba secretamente enamorada de Pablo. Según lo que contó a Enrique Krauze para esa publicación, nunca pudo encontrar a alguien como él y ni tendría caso haberlo hallado, ya que consideraba que el incesto tenía cierta gracia.
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GDM