“La Castañeda” se ha convertido en toda una historia que contar de la Ciudad de México, pues se trató de una institución mental que con el tiempo albergó, mas que pacientes, historias trágicas y capaces de erizar la piel de quienes las escuchan.
El lugar contaba con la capacidad de albergar a mil 300 personas, sin embargo, años más tarde y luego de la Revolución se volvió en un lugar de temer y con condiciones insalubres que tenía en su interior a más de 3 mil pacientes y no contaba ya con ayuda del gobierno.
En un inicio estuvo dividido en cabellos que entre los pacientes que eran considerados distinguidos, aquellos que eran peligrosos, los epilépticos e infecciosos, aunque más tarde esta división quedó de lado y se rumoró que en su interior se experimentaba con ellos, destacando las terapias de electrochoques.
Además, señalaron que algunos de los pacientes que estaban en el lugar no eran enfermos mentales, sino que eran castigados por su rebeldía o actuar de manera diferente. Los enfermos vivían entre ratas y en condiciones insalubres.
Su historia y final
El manicomio fue inaugurado en septiembre de 1910 por Porfirio Díaz, quien se vanaglorio y lo calificó como un triunfo y el inicio de una nueva era en la atención para pacientes psiquiátricos.
El lugar fue construido en una exhacienda pulquera en lo que hoy es Mixcoac y su fachada está inspirada en el hospital psiquiátrico francés “Charenton”. Por lo que cuando el lugar fue demolido en 1968, ésta logró ser rescatada por Arturo Quintana Arroja.
Los enfermos fueron reubicados a una de sus propiedades en el Estado de México, sin embargo, algunas personas señalan que donde estuvo el manicomio aún suceden cosas sobrenaturales.
Con información de medios
cvg