La depresión veraniega es un término utilizado para describir un estado de ánimo deprimido o una sensación de tristeza que algunas personas experimentan durante los meses de verano. Aunque la mayoría de las personas asocian el verano con la diversión, el sol y las vacaciones, hay algunas personas que se sienten abrumadas o deprimidas durante esta época del año. Aunque no es un diagnóstico médico oficial, puede referirse a una variante estacional de la depresión conocida como trastorno afectivo estacional (TAE), que generalmente se asocia con los meses de invierno.
"Resulta irónico que durante el verano, una temporada del año asociada con la diversión y el gozo, existan pacientes que experimenten depresión. El peso de las expectativas sociales de pasarlo bien no hace más que empeorar la situación", señala al Marca, José Manuel Montes, jefe de la Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, España.
¿Cómo tratar la depresión veraniega?
Las causas subyacentes de la depresión veraniega pueden variar de una persona a otra, pero algunas teorías sugieren que factores como el calor intenso, la abundante luz, los cambios en la rutina diaria, la presión social para disfrutar del verano, la alteración del sueño y la sensación de aislamiento pueden contribuir a esa sensación de tristeza o desánimo.
Para la mayoría de las personas, una mayor exposición a la luz actúa como un factor protector, pero existe un porcentaje de individuos que experimentan una respuesta opuesta a la luz, y se deprimen cuando los días son más luminosos. Aquí hay algunas acciones que podrían ayudar a hacerle frente.
1. Buscar apoyo: hablar con amigos, familiares o profesionales de la salud sobre cómo te estás sintiendo. Compartir emociones puede aliviar el peso emocional y brindarte un sistema de apoyo.
2. Mantener una rutina: el verano a menudo trae consigo cambios en la rutina diaria, lo que puede desestabilizar tu estado de ánimo. Intenta mantener una estructura regular en tu vida, estableciendo horarios para las comidas, el sueño y las actividades diarias.
3. Encontrar actividades que gusten: participar en actividades que te brinden placer y satisfacción puede mejorar tu estado de ánimo. Busca actividades que te interesen, como practicar deportes al aire libre, leer, pintar, escuchar música o cualquier otra cosa que te haga sentir bien.
4. Autocuidado: presta atención a tu bienestar físico y mental. Asegúrate de dormir lo suficiente, comer alimentos saludables, hacer ejercicio regularmente y tomar descansos cuando los necesites.
5. Establecer límites: no te sientas presionado por las expectativas sociales de cómo deberías disfrutar el verano. Establece límites saludables y prioriza tu bienestar emocional.
6. Buscar ayuda profesional: si tus síntomas persisten o interfieren significativamente con tu vida diaria, considera buscar ayuda profesional. Un médico o terapeuta puede evaluar tu situación y recomendar el tratamiento adecuado, que podría incluir terapia individual, terapia de luz o, en casos más graves, medicación.
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