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#8M: ¿Por qué ya no basta con gritar para exigir justicia?

Este año volví a ir a la marcha del 8 de marzo. Sentí la misma emoción que la primera vez.

#8M: ¿Por qué ya no basta con gritar para exigir justicia?
Gritar para transformar el dolor Foto: Cuartoscuro

Acudí a la marcha del 8M con el contingente de mi universidad, entonces, la mayoría eran mujeres jóvenes universitarias. A diferencia de otros años, en esta ocasión traje mi cámara, así que inmediatamente me puse a tomar fotos. Un poco más de las dos de la tarde y empezamos nuestro camino al Zócalo. 

En el momento te llenas de tanta adrenalina que lo único que quieres hacer es cantar. La marcha parece una celebración, porque bailarinas, músicas y artistas te acompañan. La manifestación es un espacio en el que te sientes bien, segura y acompañada. 

En general, agradeces estar ahí y formar parte de una multitud tan determinada a cambiar el orden de las cosas. Te sientes, desde luego, orgullosa de ser mujer. 

Gritar no es suficiente Foto: Cuartoscuro

Exigir justicia

Al marchar y gritar, todas las emociones se suben hacia tu cabeza. Te sientes extremadamente feliz y empoderada, pero por un segundo también te puedes sentir sumamente triste. 

¿Por qué debería exigir que me dejen vivir? ¿Por qué me debería esforzar el doble para lograr la mitad de lo que le dieron a un hombre? ¿Por qué debería marchar para probar que soy capaz de salir sola y de trabajar? 

No estaba preparada para recordar esa realidad. Sabía que en ese momento no podía llorar, por lo tanto decidí gritar.  

Afrontar el miedo

Al avanzar hacíamos muchas paradas. Nos tomó horas llegar a Bellas Artes y en la entrada del Zócalo vimos porqué. Resulta que habían puesto vallas alrededor de todas las calles hacia la Plaza de la Constitución para que no pudiésemos pasar. El único acceso era por la avenida 5 de Mayo. Me pareció sumamente sospechoso, pero no podía dejarme detener por el miedo

Entonces, las chicas que estaban al frente de donde iba empezaron a patear, a empujar y a golpear con martillazos las vallas. Nunca había visto algo como eso. De la nada, un azotón calló todos los gritos. Las mujeres lograron tirar las vallas. 

Había un cartel que decía: “Nos quitaron tanto, que nos acabaron quitando el miedo.” Traté de pensar en eso mientras continuaba mi camino por la calle 5 de Mayo. 

Un cúmulo de emociones. Foto: Cuartoscuro

Cansada de gritar

Al entrar al Zócalo todas se empezaron a callar y alzaron sus puños simbolizando silencio como forma de respeto a las que ya no están. Ese fue el momento en que apagué mi cámara y ya no tomé fotos el resto del trayecto

Empezaron a llegar más grupos y aún faltaban miles de personas más. Las mujeres con las que venía y yo no estábamos haciendo mucho, así que decidimos que era el momento perfecto para irnos. 

Nos tomó horas llegar al Zócalo. Nos tomó aún más horas regresar.  

Cada quien tiene un motivo para ir a la marcha. Yo fui porque necesitaba un espacio para gritar. Gritar que no puedo vestirme libremente, gritar que cuando pedí prestada una computadora un tipo me haya preguntado si sabía cómo encenderla, gritar que tomó 18 años para que me fuera permitido salir sola a la calle. Amo ir a la marcha, pero ya estoy cansada de gritar. 

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