La rebelión geopolítica

La paz se negocia lejos y la factura la paga Europa

Sin embargo, Europa emerge como el principal perdedor en esta contienda. La dependencia energética de la Unión Europea (UE) respecto al gas ruso

La paz se negocia lejos y la factura la paga Europa
Talya Iscan / La rebelión geopolítica / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Las recientes negociaciones entre Rusia y Estados Unidos, encabezadas por Vladímir Putin y Donald Trump, han buscado establecer un alto al fuego en el conflicto ucraniano. Entre los acuerdos alcanzados se incluyen una tregua de 30 días en ataques a infraestructuras energéticas, intercambios de prisioneros y la planificación de futuras negociaciones para garantizar la seguridad en el Mar Negro.

Sin embargo, Europa emerge como el principal perdedor en esta contienda. La dependencia energética de la Unión Europea (UE) respecto al gas ruso ha quedado en evidencia, obligando a los países europeos a buscar alternativas rápidas y costosas para garantizar su suministro energético. Este cambio ha generado un aumento significativo en los precios de la energía, afectando tanto a consumidores como a industrias.  

Además, la guerra ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Millones de refugiados ucranianos han buscado asilo en países europeos, ejerciendo presión sobre los sistemas de bienestar y recursos públicos de naciones como Polonia, Alemania y Rumanía

En respuesta al conflicto, Europa ha iniciado una carrera armamentista, destinando miles de millones de euros al rearme y modernización de sus fuerzas militares. Por ejemplo, empresas como Volkswagen están reconvirtiendo fábricas de automóviles para la producción de tanques.  Esta militarización representa un desvío de recursos que podrían haberse invertido en sectores como educación, salud o infraestructuras civiles. 

La fragmentación e ineficiencia en el sector militar europeo también han quedado al descubierto. La diversidad de sistemas de armamento y la falta de un mando unificado limitan la capacidad disuasoria de Europa frente a amenazas externas.  

Mientras tanto, Estados Unidos ha capitalizado la situación, incrementando sus exportaciones de armamento a Europa y reforzando su influencia geopolítica en la región. Esta dependencia militar y energética de Europa hacia actores externos debilita su autonomía estratégica y económica.

En conclusión, la guerra en Ucrania ha expuesto las vulnerabilidades de Europa, desde su dependencia energética hasta la falta de cohesión en defensa. La crisis humanitaria y el desvío de recursos hacia el sector militar agravan aún más la situación. Si Europa no aborda estas debilidades estructurales, corre el riesgo de quedar relegada en el escenario geopolítico global, pagando un alto precio por su falta de previsión y unidad. ¿Será Europa capaz de recuperar su influencia y su voz en el tablero global, o está condenada a ser siempre el escenario de guerras ajenas y acuerdos en los que nunca es protagonista?

POR TALYA ISCAN

Catedrática FCPyS, UNAM; UP.

MAAZ

 

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