Se sabía que el segundo mandato de Donald Trump iba a ser complicado, pero probablemente pocos esperaban que en apenas tres semanas el nuevo gobierno estadounidense trataría de desmantelar diferentes instituciones en su propio país, empezando por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, conocida mejor por sus siglas en inglés como USAID.
Es una decisión que afecta a unos diez mil empleados que forman parte de esta gigantesca institución creada hace más de seis décadas por el presidente John F. Kennedy para coordinar asistencia internacional para el desarrollo en diferentes países, alrededor de cien en la actualidad. Pero es también una decisión que ha generado un gran desconcierto entre muchas organizaciones, asociaciones y gobiernos extranjeros que, repentinamente, dejaron de recibir apoyo. No menor sorpresa hay entre los países proveedores de ayuda que suelen trabajar con EUA en el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE.
A pesar de numerosos cuestionamientos que se podrían hacer al USAID, este cambio en la política de los EUA es, sin duda, un golpe durísimo a la política de desarrollo en el mundo. Según los datos de la OCDE, en 2023 la ayuda oficial al desarrollo estadounidense era de Dlls. $64 mil 690 millones y equivalía al 30 por ciento de toda ayuda de este tipo en el mundo, siendo los Estados Unidos su primer proveedor, seguido de Alemania (16%), instituciones de la Unión Europea (12%), Japón (8.75%), Reino Unido (8.5%), Francia (6.8%) y otras economías desarrolladas. Entre los mayores beneficiarios de USAID se encontraban Ucrania, Etiopía, Afganistán, Yemen, Sudán del Sur, y otros países africanos. Los países latinoamericanos recibieron en 2023 alrededor de Dlls. $1 mil 700 millones, o sea el 7% de los fondos de la Agencia. Hay que resaltar también muchos programas enfocados a la promoción de la democracia y el fortalecimiento de los periodistas que se están tambaleando en esta nueva etapa.
La administración estadounidense, a través del secretario de Estado, Marco Rubio, ha asegurado que EUA no renunciará a la ayuda al desarrollo como herramienta de su política exterior. Sin embargo, es altamente probable que veremos muchos recortes y reorientación de los fondos. Es un hecho que los países BRICS, especialmente China, intenten “rellenar” algunos huecos que dejarán los Estados Unidos, pero la verdad es que su capacidad financiera en este ámbito es aún muy limitada, carece de transparencia y va vinculada a proyectos de infraestructura. Por otra parte, Rusia aprovechará seguramente esta ocasión para fortalecer sus canales de desinformación, lo cual entristece especialmente en el contexto latinoamericano. Basta señalar que hasta en México los canales de televisión pública empiezan a dar espacio a los principales artífices de la desinformación rusa en la región. El mundo sobrevivirá sin ayuda oficial al desarrollo procedente de EUA, porque no hay alternativa, aunque queda por ver el impacto que tendrá esta retirada.
POR DRA. BEATA WOJNA
PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES
INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY
@BEATAWOJNA
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