El Zoológico Wameru, alguna vez un espacio de conservación en Querétaro, hoy es escenario de negligencia, maltrato y abandono. Las denuncias en redes sociales exhibieron lo que las autoridades ignoraron: animales sumidos en condiciones deplorables, con agua contaminada, heridas sin atender y un olor que evidencia la descomposición del lugar.
Los visitantes describen escenas indignantes: hipopótamos obligados a nadar en su propio excremento, flamencos en charcos de agua podrida, cocodrilos rodeados de basura. La crisis del zoológico inició en 2022, tras el asesinato de su fundador, Armando Coello, un hombre que dedicó su vida a la conservación de la fauna y que, por cierto, era tío del ex gobernador de Chiapas, Manuel Velasco. Sin embargo, tras su muerte, las condiciones del lugar se vinieron abajo sin que ninguna autoridad interviniera, convirtiéndolo en una trampa para los animales.
Una vez más, el gobierno encabezado por Mauricio Kuri reaccionó tarde. Tras la difusión de imágenes y videos, la Profepa tuvo que intervenir y realizó una inspección de tres días en el zoológico, confirmando el hacinamiento, la desnutrición y un entorno insalubre para varias especies. Pero lo que también llamó la atención fue que, al llegar los inspectores, algunos animales que aparecían en las denuncias ciudadanas simplemente “desaparecieron”. ¿Dónde los escondieron? Nadie en el zoológico pudo explicarlo.
Gracias a que el escándalo explotó en redes sociales, la Profepa pudo intervenir. Pero ¿y el gobierno de Querétaro? Ni el gobernador Mauricio Kuri ni su equipo se dieron por enterados de la vergüenza que representa Wameru para el estado. ¿Ningún funcionario visitó el lugar? ¿Nadie en su gabinete sabía en qué condiciones estaban los animales? O peor aún, ¿lo sabían y decidieron ignorarlo?
A pesar de las condiciones en las que se encuentra Wameru, los boletos para ingresar al zoológico tienen un costo de 120 pesos por persona, y los niños mayores de 10 años pagan como adultos. ¿A dónde se va ese dinero? Porque no es a la alimentación ni al bienestar de los animales.
La Profepa adelantó que, si el Zoológico Wameru no acata las medidas impuestas, se procederá con sanciones más severas, que incluyen aseguramientos precautorios, clausuras temporales, multas y hasta el decomiso de los animales.
Sólo hasta que la crueldad en Wameru se hizo pública, el gobierno de Mauricio Kuri anunció que tomaría acciones. Si las denuncias no hubieran salido a la luz, el zoológico seguiría igual, sumido en el abandono y el maltrato. No sé qué es peor: que el gobernador no supiera lo que ocurría o que lo supiera y no hiciera nada hasta que la presión pública lo obligó.
***
EN CORTO.- Tal como lo adelanté en diciembre en este mismo espacio, los proyectos turísticos La Abundancia y Baja Bay Club, que se pretendían construir en el Parque Nacional Cabo Pulmo, Baja California Sur, fueron suspendidos por la Semarnat, encabezada por Alicia Bárcena, para proteger y preservar el medio ambiente de la región. Además, no contaban con todos los permisos necesarios, aunque los empresarios aseguraban que los tenían desde el sexenio pasado. Como dicen por ahí: del plato a la boca, se cae la sopa.
POR SOFÍA GARCÍA
PAL