Al menos es lo que se desprende del documento que circuló el fin de semana en diversos medios de comunicación y redes sociales bajo el título “Estrategia de seguridad de los primeros 100 días”.
Para hablar de una Estrategia en materia de seguridad a nivel nacional esta debe reunir más elementos de información y de planeación (existe una Ley de planeación de mayo 2023), así como una rigurosa metodología basada en una mejor estructura y taxonomía que le den orden y claridad a las ideas que se pretenden comunicar a los medios de comunicación y ciudadanía en general, elementos que no se observan en dicho escrito.
Se nota que las prisas por sacar algo que atempere el clima de violencia que priva en el país en la actual coyuntura, obligaron a quienes en breve estarán al frente de la seguridad tanto de las personas como del Estado-nación a redactar un documento que contenga el diagnóstico, líneas de acción, esquema de coordinación y distribución de responsabilidades, actividades, indicadores y metas que tendrán que cumplir en los primeros 100 días de gobierno a nivel federal, pero no lo consiguieron.
Con base en lo anterior, desde mi perspectiva el material distribuido no cumple con los requisitos de una verdadera Estrategia ya que empieza enumerando los objetivos (3), enseguida desglosa otras estrategias (8) y posteriormente aparece el Diagnóstico (página 5), cuando éste debería ser el punto de partida y no repetir aquello que tanto criticó el aún presidente López Obrador al ex presidente Felipe Calderón: que le dio un “manotazo a lo tonto al avispero” por no anteponer el Diagnóstico a sus primeras acciones de gobierno aquel diciembre de 2006, cuando acompañado por quien será el Jefe de la oficina de la futura presidenta de la República (Lázaro Cárdenas Batel) marcaron el inicio de las acciones en contra de los grupos criminales que amenazaban la seguridad de Michoacán, algo muy similar a lo que está a punto de acontecer.
Peor aún, el primer objetivo de la “Estrategia Nacional 100 días” que refiere la disminución de la incidencia de homicidios dolosos y delitos de alto impacto se repite casi textualmente en la Estrategia que aparece en 4º lugar de un total de 8 dentro de la Estrategia Nacional, que por su redacción parece en realidad un objetivo específico.
No obstante que el o los autores de dicho documento trataron de presentar algo fresco e innovador para diferenciarse de sexenios pasados, incluido el inmediato anterior, varias de las “Estrategias” y líneas de acción son idénticas a las que en su momento fueron aplicadas por el gobierno de Felipe Calderón, lo cual evidencia que muchos de ellos traen de cierta forma esa escuela, tanto los que proceden del medio civil como el militar porque en aquellos años eran mandos medios, lo cual no es malo porque significa que no olvidan lo que aprendieron y de alguna forma operaron, pero ahora les toca conducir; malo sería que fueran nuevos en la materia o advenedizos en áreas sustantivas del gobierno federal.
Me refiero a las “Estrategias” y acciones que tienen que ver con la Coordinación entre los integrantes del Gabinete, incluida la FGR, el Fortalecimiento de las tareas de Inteligencia e Investigación y al Sistema Nacional de Seguridad Pública, Combate al tráfico de armas de fuego y drogas ilícitas, así como la Atención de la extorsión, Zonas de alta incidencia delictiva y la Seguridad en carreteras.
Llama la atención que una de las líneas de acción señala que los titulares de SSP estatales serán aprobados por el Gabinete Nacional de Seguridad, cuando en el pasado se satanizó cualquier intento por colocar los mejores perfiles en las entidades federativas, mientras que la referente al desarrollo de productos de inteligencia para que se integren a las Carpetas de Investigación es de alto riesgo, ya que su objetivo es aportar certezas para la toma de decisiones y no aportar pruebas para sustentar acusaciones. Otra línea que no tiene mucho sentido es la de crear un Gabinete alterno con la UIF, SAT, Procuraduría Fiscal y Pemex Logística ya que no tienen rango de secretarías de Estado y solo alcanzarían para un Comité Técnico o un Grupo de Coordinación Operativa.
En síntesis, quizá la Estrategia pretenda materializar el eslogan de “continuidad con cambio”, sin embargo tarde o temprano terminará “machucando” lo realizado por el Gabinete de Seguridad anterior y por ende al presidente de la República saliente y a los funcionarios que repitan en alguna otra cartera del mismo Gabinete.
Como colofón, la lista de acciones a realizar durante los primeros 100 días para posicionar al gobierno entrante son congruentes con la problemática que pretende resolver, pero de ahí a que sea una verdadera Estrategia le falta mucho, sobre todo tiempo y un poco de orden en su conceptualización, diseño y ejecución, así como indicadores y metas retadoras que las diferencien de una simple lista de buenas intenciones.
POR FACUNDO ROSAS R.
EX COMISIONADO GENERAL DE LA POLICÍA FEDERAL
@FACROSAS
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