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El Oro de Galicia que llegó a México para plantarse

México es considerado como el primer país en Latinoamérica en producir vino. Por eso, tiene sentido que la mayoría de sus uvas sean de origen español, italianas y francesas. Siendo estás primeras tres cepas las más plantadas, ¿será que estamos listos para una nueva variedad más?

El Oro de Galicia que llegó a México para plantarse
Foto: Cortesía

México es considerado como el primer país en Latinoamérica en producir vino. Por eso, tiene sentido que la mayoría de sus uvas sean de origen español, italianas y francesa; tal como lo son el Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Nebbiolo, Merlot y Grenache. Siendo estás primeras tres cepas las más plantadas en el territorio nacional, ¿será que estamos listos para una nueva variedad más?

El Albariño es una uva nativa del noroeste de España y Portugal, así como la más representativa de los vinos gallegos y vino blanco, con los que se hacen regularmente vinos monovarietales de gran acidez y frescura, descubierta por enólogos del mundo que han decido robarla y plantarla en diferentes países.

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Una uva de vides viejas que da vinos intensos en sensaciones, aromas; contiene sabores a frutas tropicales y flores, con su  acidez alta y placentera al paladar. Ha conquistado más de 70 países consumidores alrededor del mundo, lugares donde una botella de cada 3 es consumida fuera de España, por lo mismo, es considerada como el oro liquido de Galicia y ahora es anhelado por winemakers.

Ahora, esta uva compleja y elegante que hace vinos de colores verdosos a tonos dorados, deja de ser exclusiva de España para expandirse y ser plantada alrededor del mundo.  

El primer sitio en aventurarse en plantar esta cepa fuera del continente europeo fue California, un paraíso de climas e ideas de vinificaciones muy diferentes al viejo mundo. Este factor permitió crear así su propia expresión de esta uva española, dando paso a que Oregón, Argentina, Chile, Brasil, Uruguay,  Sudáfrica , Australia y  Nueza Zelanda también hicieran lo mismo.

Todos corrieron los riesgos del cambio climático, la adaptación del clima regional, los gustos del consumidor, entre otros. Siempre plantar una variedad  de uva nueva es adentrarse a lo desconocido y el vino es un reflejo de su entorno, suelo y clima, por eso es diferente en cada región aunque sea la misma uva. 

México no se queda atrás , varias bodegas de diferentes  estados de la republica  están empezando a apostar por esta joya. En el 2018 empezaron las primeras plantaciones registradas de albariño en México. Algunas de ellas ya fueron cosechadas con éxito y embotelladas para su venta como son algunos de los siguientes vinos:

  • Barrigon Albariño, Querétaro
  • Atempo De Cote, Querétaro
  • Roganto Albariño, Baja California
  • Bruto Albariño, Pet Nat , Espumoso, Jalisco
  • Garambullo Rover , Vino anaranjado, San Miguel de Allende

Además, existen más bodegas que están haciendo pruebas con esta extraordinaria uva. Mientras tanto ya podemos encontrar diferentes estilos, desde tranquilos, hasta naranjas y espumosos. Sin duda todo un desafío para los enólogos detrás de estos vinos, pues cada estado un clima y una altitud diferente que hacen que el comportamiento de la vid sea cambiante. 

Todos tienen en común que hacen una producción muy limitada, mas exclusiva, Haciendo de estos vinos un poco mas elevados de precio, dejando un nuevo reto: ser competitivos comercialmente con otros albariños ya posicionados en el mercado. 

México, con 14 estados vitivinícolas, ahora tiene un esfuerzo mayor que hacer, apostar por el Albariño hecho en México, situarlo en la mente de todos los consumidores de esta famosa uva  y abrir una nueva oportunidad de mercado la industria vitivinícola mexicana.

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