Columna invitada

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¿Modificaremos el  intercambio comercial con China? ¿Cuánto más nos exigirá Trump? Lo sabremos en breve,  por ahora la pausa arancelaria es una bocanada de oxígeno

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Walter Olivera / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

¿Se lograron frenar brevemente los aranceles? Sí. Bien por eso. ¿México antepuso el  interés de las relaciones comerciales a las acusaciones de nexos con el narcotráfico?  También… Atinada decisión. Pero no serán ni las últimas amenazas ni los últimos agravios  que recibiremos de nuestro vecino en los próximos cuatro años. 

Tiempos complicados y de mucha incertidumbre nos esperan frente al volátil mandatario  estadounidense, que poca o ninguna razón necesita para cambiar drásticamente sus  decisiones. 

Así que es momento de reevaluar nuestras cualidades y fragilidades en la convivencia  comercial con los Estados Unidos, lo que necesariamente nos obliga a poner en la misma  licuadora temas de migración, narcotráfico, seguridad, equilibrio de poderes y la  percepción de que nuestro país es usado como puerta trasera para el trasiego de  productos chinos. 

Esas son las principales causales –según Trump– para aplicar los aranceles como  instrumento de presión con miras a lograr el control unilateral de América del norte. 

La prórroga de 30 días a las medidas arancelarias ayuda, sin duda. Pero tiene un elevado costo en materia de seguridad, reforzar la vigilancia en la frontera norte significa  adelgazarla en el resto del país. 

En la frontera sur, donde se origina el cruce de oleadas de indocumentados, por ejemplo, se han retirado 990 efectivos de la Guardia Nacional y militares que estaban  destacamentados en Yucatán y Quintana Roo, mientras otros 500 fueron movilizados desde Campeche. 

Esto se vuelve sensible, porque nada parece disuadir a los migrantes centroamericanos de  intentar cruzar por la frontera sur que se extiende a lo largo de mil 149 kilómetros entre  los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo. 

Tan sólo en 2023 se registraron más de un millón de cruces irregulares por dicha franja  fronteriza, según datos del Centro de Dignificación Humana (organización no  gubernamental) la cifra más elevada en una década. 

Además ablandar la presencia de la fuerza pública en diferentes regiones del país, conlleva  riesgos para zonas con reconocida presencia de organizaciones criminales, lo que se suma  a una imagen frágil en materia judicial por las controversiales reformas y  desmantelamiento de instituciones.

Mientras que, por otro lado, en medio de los amagos de Trump, hay que analizar las  ventajas e inconvenientes de la relación intercomercial con China, nación a la que sí le  fueron aplicados aranceles del 10% por el gobierno estadounidense. 

Además, Canadá siguió el ejemplo diplomático de México, le bajó a la confrontación y  logró pausar también el conflicto arancelario, pero a cambio entre otras cosas de hacer  frente común con los Estados Unidos y designar como terroristas a los cárteles mexicanos. 

Por si faltara pimienta, aparece Ecuador con su bravuconada de imponer 27% de  aranceles a productos mexicanos. Ni siquiera hay relaciones diplomáticas desde su  ilegítima irrupción en la embajada mexicana en abril del año pasado; y el comercio ahí no  representa ni el 1% de las ventas externas de nuestro país, según datos del Banco de México. 

Entonces ¿qué pasará con México cuando concluya el mes de prueba? ¿Bastarán los 10 mil  efectivos en la frontera norte? ¿La revocación de mandato que ciudadanos piden en  Sinaloa ayudaría a cambiar la percepción sobre inseguridad? ¿Modificaremos el  intercambio comercial con China? ¿Cuánto más nos exigirá Trump? Lo sabremos en breve,  por ahora la pausa arancelaria es una bocanada de oxígeno.

POR WALTER OLIVERA VALLADARES
@WALTEROLIVERAV 

COMUNICADOR 

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