Apuntes de Guerra

¿Al grito de guerra?

Las reacciones han sido sorprendentes, sobre todo considerando el carácter tradicionalmente apacible y conciliador de los canadienses y el más estridente y nacionalista de los mexicanos

¿Al grito de guerra?
Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Si Donald Trump se proponía generar ansiedad y provocar caos político —y tal vez económico—, en sus socios comerciales, lo ha logrado, aunque no necesariamente como algunos lo anticipaban.

Son dos las amenazas lanzadas por Trump en caso de que no se controlen —de acuerdo a su criterio, obvio—, los flujos de drogas y de migrantes ilegales: aranceles de 25% a todos los productos provenientes de ambos países y la posibilidad de acciones militares en territorio mexicano en contra de los cárteles del narcotráfico.

Las reacciones han sido sorprendentes, sobre todo considerando el carácter tradicionalmente apacible y conciliador de los canadienses y el más estridente y nacionalista de los mexicanos. En una suerte de roles inversos, en Canadá varios políticos (sobre todo, pero no únicamente, conservadores), primero despotricaron por ser colocados en el mismo paquete que México, después sugirieron sacar a nuestro país del acuerdo tripartita para al final envolverse en la proverbial bandera, con Doug Ford, el notorio Premier de Ontario, amenazando con cortar el suministro de energía a EU si Trump impone los aranceles. 

¿Griterío e hipérbole? Sí, en parte, porque además de ganarse enemigos por todos lados ahora el gobierno canadiense enfrenta una crisis que más pronto que tarde le va a costar el cargo a Justin Trudeau.

Y es que después del oso monumental de salir corriendo a Mar-a-Lago para cenar con Donald Trump y la filtración posterior de que el estadounidense le propuso a Trudeau convertirse en el estado 51 (y las burlas subsecuentes del presidente electo y de sus fans), ahora Trudeau se topa con la renuncia de su segunda de a bordo y Ministra de Finanzas, Cynthia Freeland, quien advirtió en su carta de dimisión que Trudeau no está tomando en serio el riesgo de los aranceles e impulsa medidas que debilitan las finanzas públicas canadienses con tal de mejorar su decaída popularidad. Trudeau, que debe convocar a elecciones el año próximo, tendrá ahora que lidiar con las presiones y bravatas de la derecha y con la rebelión y deserciones de su propio partido. 

Del lado mexicano ha habido un poco más de sensatez, aunque no ha faltado el patrioterismo de quienes dicen que no necesitamos a EU ni al T-MEC. Pero más allá de esos exabruptos, y de la estrategia inicial de responder a los posteos en redes sociales de Trump desde las conferencias mañaneras de la presidenta Sheinbaum, parecería que hay un frente más unido. 

Y qué bueno que sea así, porque para México es indispensable encontrar la fórmula para navegar cuatro años con un vecino presidido por un hombre de cuya estabilidad emocional existen dudas, por decirlo amablemente.

No son el narcotráfico y la migración los únicos desafíos para la relación México-Estados Unidos: China va a ser una piedra en el zapato dado su creciente interés por invertir más activamente en nuestro país, cosa que le mete mucho ruido a los estadounidenses.

Y solo un dato para poner lo anterior en contexto: medida en términos de paridad de poder adquisitivo (Purchasing Power Parity), la economía china ya rebasó a la estadounidense para convertirse en la más grande del mundo.

POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS 

GGUERRA@GCYA.NET   

@GABRIELGUERRAC

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