ALHAJERO

Echeverría y el 8 de julio

El golpe a Excélsior fue también un choque de egos y uno de los últimos manotazos del capricho absoluto al estilo del viejo PRI

OPINIÓN

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Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ironías del destino. El 8 de julio de 1976, culminó el golpe a Excélsior orquestado por el entonces presidente Luis Echeverría ÁlvarezJulio Scherer García, director del diario, y un buen número de reporteros, directivos y colaboradores, cruzaron por última vez la puerta de Reforma 18; 46 años después, un 8 de julio también (el viernes pasado por la noche), Echeverría cerró los ojos y cruzó el último umbral en esta tierra.

Murió anhelando un juicio distinto de la historia de su paso por el poder —“más ponderado”, pedía—. Imposible. La noche de Tlatelolco, el Halconazo, la Guerra Sucia, los desaparecidos... ¿cómo podrían semejantes episodios pasar a segundo plano?

Perdió además frente a aquello que tanto le irritaba: la crítica. Perdió frente al reclamo y los gritos de los jóvenes en las calles y frente a la palabra escrita de periodistas e intelectuales que, al final de cuentas, terminaron tejiendo su mortaja ante la historia.

Pero volvamos al 8 de julio. ¿Por qué Echeverría decidió el golpe a Excélsior?

Múltiples historias se han escrito al respecto. Rafael Cardona reportero en la redacción de aquella vieja “catedral” del periodismo y a cargo de las planas de radio, cine y tv, en los días aciagos que llevaron al golpe, refiere algo de ello en su libro de vivencias que acaba de publicar: Fuego de mis entrañas.

“La crisis de Excélsior —escribe— fue producto del choque de vanidades; no de la censura, como dice la mitología. Fue un conflicto entre poderes. El real y el aparente. También un choque de egos y uno de los últimos manotazos del capricho absoluto al estilo del viejo PRI” (pág. 247).

Cardona abundó en el tema hace unos días que platicamos para HeraldoTV (todavía no moría Echeverría). Contó que en los primeros años del gobierno de Echeverría, el mejor aliado que tenía el gobierno era Excélsior: 

Fue tanta la inclinación del periódico hacia el gobierno, que le causaba temor a los empresarios y a los grupos que ahora llamarían conservadores, al punto que el sector privado se retiró del periódico.

¡Ese sí fue un ataque a la libertad de expresión! —subraya el periodista—. Para forzar otra línea editorial, los empresarios se fueron del periódico y dejaron a Excélsior sin un peso de publicidad y sin embargo el periódico siguió funcionando. ¿Con qué dinero se compensó el boicot del sector privado?, con el dinero del gobierno.

“Ese dinero del gobierno causó una especie de cruda en Julio Scherer que dijo: ‘Sí, yo admito el dinero del gobierno y me pliego a todos sus caprichos —ya no solamente lo informativo, como era antes, sino también en lo editorial y en la opinión y en la crítica— me voy a ver públicamente, históricamente, como alguien que vendió el periódico al gobierno, o que se lo entregó al gobierno.

“Entonces, aceptó el dinero pero no aceptó el compromiso que se deriva del dinero. ¿Y qué fue lo que pasó? Pasó que el hombre que defendía su postura como periodista, contra el hombre que consideraba que el periódico y ese hombre periodista le debían la vida, chocaron. Y entonces Echeverría cometió el peor error de su sexenio, que fue echar a Julio Scherer y a su grupo de la cooperativa.

A decir de Cardona, Scherer “se iba a caer de todas maneras porque internamente tenía demasiados conflictos, pero Echeverría estaba enojado porque consideró que era una traición personal y entonces ahí chocaron dos vanidades.

“Y así siguieron hasta el día de la muerte... Scherer se convirtió en un ejemplo del buen periodismo y el señor Echeverría se convirtió en lo que todo mundo dice que el señor Echeverría es, fue y ha sido: un hombre con un alto grado de repudio social e histórico”.

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