DESDE AFUERA

En medio de una "guerra civil"

Aparentemente de forma deliberada, el presidente Andrés Manuel López Obrador se puso en el centro de lo que es una “guerra civil" política en Cuba

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Aparentemente de forma deliberada, el presidente Andrés Manuel López Obrador se puso en el centro de lo que es una “guerra civil" política en Cuba.

AMLO decidió no asistir a la IX Cumbre de las Américas porque la administración de Joe Biden no invitó a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, sobre la base que “no puede haber Cumbre de las Américas si no participan todos los países del continente”, y con referencia específica a la presión y la influencia de los cubano-estadounidenses.

Tiene razón en cuanto a la formidable presencia política de un grupo definido por su oposición al gobierno cubano y por la anuencia que han logrado ejercer en el país donde ahora tienen de hecho su hogar y su base de poder.

Los cubano-estadounidenses, que se concentran en el electoralmente importante estado de Florida y tienen 10 legisladores en el Congreso Federal, a comenzar por el demócrata Robert Menéndez y los republicanos Ted Cruz y Marco Rubio. Son literalmente 20% de los 52 latinos en el Congreso.

Pero la medida de su éxito político se puede ver de otra forma. Son 0.5% de la población estadounidense, 3.5% de los latinos (los mexicanos y mexico-estadounidenses son 60%). 

El grupo surge de la migración registrada al triunfo de la revolución de Fidel Castro, en 1959, con una enorme carga emocional, económica y aún de choques familiares, que en combinación con el anticomunismo reinante en la época creó un poderoso grupo de presión.

Y la inmensa mayoría de los representantes políticos del grupo son abiertamente anticomunistas y anticastristas, que históricamente se oponen al gobierno en el poder y ven cada acción del régimen que hoy preside Miguel Díaz-Canel, y aquellos que simpatizan con él, como un ataque a las perspectivas de democracia, libertad económica en la isla y un choque con el país que los adoptó.

La penetración en la sociedad estadounidense, especialmente en la academia y los medios de comunicación, les ha asegurado una considerable audiencia dentro de los EU y su presencia se hace sentir en ellos y su producto.

Para complicar más las cosas, hay elementos de enemistades y resentimientos familiares, como por ejemplo; los registrados entre las familias Castro Ruz, que por años mantuvo el poder en Cuba, y los Díaz-Balart. La primera esposa de Fidel Castro fue Mirta Díaz-Balart.

Desde el lado del gobierno cubano, los cubano-estadounidenses son un grupo que busca el regreso a las antiguas prácticas y que ha impedido el logro de metas económicas y sociales.

Pero en su imagen hay también mucho de usar el símil de David y Goliat, con la pequeña nación caribeña dispuesta a hacer lo que sea para preservar su independencia, tanto que no vaciló en correr el riesgo de ser primera línea al aliarse con la Unión Soviética, desde principios de los años 60 y hasta la disolución de la URSS en 1990.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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