MALOS MODOS

Dejen de engañar al Presidente

Lo convencieron de que la realidad no existe: de que todo es parte de una conjura en su contra. De un compló, pues. El mundo contra López Obrador

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Por fin, hace un par de días, lo entendí, gracias a un tuit (¡ah, las benditas redes sociales!): al Presidente lo engañan. Antes de leerlo, debo decirlo, caí en la disyuntiva falsa que explica su desempeño —realmente muy, muy malo en todos los terrenos, no hay modo de ocultarlo— o como el resultado de un severo desorden narcisista, o como el de un ejercicio continuo de cinismo. Y no.

Resulta que voces malignas, seductoras, con un algo de sirena que te lleva al naufragio, o tal vez de hechicería de esa que te arroja a los brazos de la inmoralidad, lo convencieron de que la realidad no existe: de que todo es parte de una conjura en su contra. De un compló, pues. El mundo contra López Obrador.

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En mi defensa, era fácil caer en el equívoco. Cómo entender de otro modo, me decía, que ante los audios del fiscal Alejandro Gertz, que hablan de lo que quieran: misoginia, uso descarado de los recursos públicos en beneficio propio, componendas con la Suprema Corte, el Presidente no tuviera empacho en decir: Entiéndanlo, está comprensiblemente triste.

Estoy con usted. Aquí tiene un carnal, fiscal.

O que se lanzara a la defensa de un hombre acusado de acoso sexual y otro, de plano, de violaciones. O que repita que el feminismo es una moda conservadora. O que sostenga al Doctor Muerte 700 mil muertes después, entre piropos por su desempeño tan chido.

O que reivindique a Pío, Delfina, el Bodoque, Bartlett, etc., a pesar de las evidencias. O que piropee, también, a los narcos, entre muestras de gratitud. O que le vaya a Putin y descalifique a quienes lo critican.

Y resulta que no: no hay desórdenes narcisistas ni estrategias populistas de distracción. Lo que hay es un engaño, y eso es una buena noticia.

Y es que puede que tener a un ingenuo como Presidente no sea la mejor noticia: nadie quiere ser gobernado por un niño de pecho, si se permite la expresión. Pero tampoco es, ni de cerca, la peor.

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En este escenario, a fin de cuentas, lo único que se necesita es un alma insistente y caritativa que lo tome de la mano y en un plan casi socrático, como un Yoda de izquierdas, paseando, digamos, por los patios de Palacio Nacional, le haga entender pacientemente que no, que él no es el centro del universo, que lo engañan, y que ese yo tan bueno, tan sensible con el sufrimiento ajeno, tan juarista, tan incorruptible, tiene que aflorar de nuevo, antes de que sea demasiado tarde. Que lo traiga de regreso a las filas del bien, pues.

Sí: hay remedio. Todavía podemos tener casi tres años de democracia ejemplar, crecimiento económico, feminismo gobernante, justicia social y preocupación activa por las dos masacres cotidianas, la de la salud y la de las balas. Cosa de encontrar algún voluntario. ¿Alguien que levante la mano? La patria se lo agradecerá.

Por mi parte, un llamado: dejen de engañar al Presidente.

POR JULIO PATÁN

COLUMNISTA

@JULIOPATAN09 

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