COLUMNA INVITADA

La verdad que destroza el discurso

El Presidente cree que la realidad desaparece por el simple hecho de negarlo; es un hábito esquizofrénico

OPINIÓN

·
Georgina Trujillo / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Nunca en la historia hubo un momento en que los ciudadanos tuvieron tanto acceso a la verdad como ahora, y sin embargo, hay una especie de renuncia colectiva a ella. 

En algún punto de los últimos años, desde la aparición de las redes sociales, los hechos quedaron sujetos a nuestros sentimientos y afinidades personales, no a la objetividad. Los algoritmos digitales priorizan el contenido que deseamos ver por encima del que necesitamos para interpretar correctamente el mundo, provocando un efecto de caja de resonancia que moldea la parcialidad de nuestros puntos de vista.

TE PUEDE INTERESAR: Recuperar los fundamentos

A esto se le llama posverdad y no es otra cosa más que una situación calamitosa de la mentira. La posverdad forma parte vital del discurso oficialista nacional. El Presidente cree que la realidad desaparece por el simple hecho de negarlo ; es un hábito casi esquizofrénico. 

Repite las mismas frases de “ya no hay corrupción”, “ya no es como antes” y “no somos iguales”, pero la realidad le estalla en el rostro todos los días. No sólo existe corrupción todavía, sino que la situación está peor que en sexenios anteriores. 

Además, trasciende a todos los sectores y órdenes de gobierno, especialmente, los gobiernos estatales. Una investigación de Mexicanos contra la Corrupción reveló que, tan sólo en 2020, la Auditoría Superior de la Federación detectó en los gobiernos estatales, irregularidades en el ejercicio de los recursos públicos por más de 41 mil 396 millones de pesos. Una cifra equivalente al presupuesto de toda la Secretaría de Marina y la Secretaría de Economía.

 Aproximadamente 66 pesos de cada 100 pesos del gasto federalizado y aplicado presenta algún tipo de irregularidad u observación que no ha sido solventada en la mayoría de los casos. La corrupción gubernamental nos cuesta caro a los mexicanos. Al menos un tercio del Presupuesto de la Federación se ejerce al margen de la ley. 

TE PUEDE INTERESAR: Decisiones importantes

La Ciudad de México, por mucho, es la más irregular en cuanto al gasto ejercido, pero si se analizan los recursos proporcionalmente, otros estados preocupantes son Oaxaca, Nayarit, Michoacán y Guerrero. La Auditoría Superior de la Federación determinó que existieron 933 casos en los que los servidores públicos responsables cometieron infracciones, una cifra mayor que el sexenio anterior. No se trata de un sólo partido, ni colores o ideologías. La corrupción en México es grave porque es indiscriminada.

Y seguirá ocurriendo en este y cualquier otro gobierno que venga, porque no se trata de que no ocurra, sino de que no quede impune. Y ahí reside el problema. Mientras el Presidente siga solapando amigos, defendiendo personajes impresentables y abrazando a narcotraficantes, difícilmente habrá un verdadero cambio. No importa cuánto se empeñe en negar lo evidente para todos, todos los días.  

POR GINA TRUJILLO

COLABORADORA

@GINATRUJILLOZ

PAL

Latinoamérica, discursos y dictaduras

De Houston y castillos de arena

Las nacionalizaciones, cosa del siglo pasado