Los seres humanos percibimos la trascendencia en un patrón temporal. Medimos nuestros avances o retrocesos de manera cíclica, en años; pero éstos sólo existen en nuestra mente.
Nuestra historia no cambiará de manera mágica por el simple hecho de cambiar de año. Este nuevo ciclo de 12 meses que comenzamos sigue su rumbo, de acuerdo al orden de los acontecimientos que suceden en nuestra nación. Somos producto del pasado inmediato, dirigiéndonos a un futuro que sólo nosotros podemos inventar.
Pero este futuro no espera. Llega. A pesar de nuestras decisiones o la ausencia de ellas, el mundo continúa avanzando y es primordial que comprendamos hacia dónde.
Los modelos económicos se trasladan hacia realidades digitales que desdibujan las fronteras; con ello la política y gobiernos, los cuáles requieren mesura y menos polarización. Nos debatimos entre los regímenes hegemónicos y los gobiernos de coalición.
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Por otro lado, los avances tecnológicos replantearán, más temprano que tarde, nuestros hábitos más básicos como sociedad. Desde hacer las compras en línea, hasta la desaparición de los bancos físicos, los nuevos modelos de transporte cotidiano o una concepción totalmente nueva de la vida laboral desde casa.
Este año que comienza sentará las bases que consolidarán la década. Nos encontramos frente a disyuntivas que nos presentan la posibilidad de ir con el mundo hacia el futuro o condenarnos al estancamiento político, económico e intelectual como nación.
Se elegirán gobernadores en seis estados. El INE parece cada vez más vulnerable a los embates del Poder Ejecutivo. Se decidirá una contra reforma energética con implicaciones catastróficas para esta industria, la cual tanto necesita una revitalización que dé paso —entre otras cosas— a la masificación del uso de los coches eléctricos.
Y por encima de todo esto, la pandemia arroja una sombra de incertidumbre, aunque este año se vislumbra una esperanza por dejarla atrás.
Por tanto, la batalla por la recuperación económica de México pasará por dos frentes necesarios: la gestión de la nueva ola de la pandemia y el combate a la inseguridad.
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Urge una nueva jornada de vacunación ante la llegada inminente de la cepa Ómicron al país. En Estados Unidos, por ejemplo, ya están preparados con pruebas y vacunas a una escala masiva. Mientras tanto en México, el gobierno federal almacena millones de dosis con tal de darles un uso a conveniencia en la próxima jornada electoral.
Comenzamos un año con una jornada bastante grave de violencia. No podemos normalizar estas circunstancias. En algún punto se debe aceptar que la inseguridad es el otro factor de estancamiento económico, por el que millones de emprendedores no prosperan ni pueden generar condiciones de empleo para otros.
Más temprano que tarde tendremos que tomar decisiones importantes. En cada una de ellas es vital la participación activa de la sociedad, desde cualquier espacio que permita levantar la voz y tener injerencia.
México está a tiempo de llegar puntual a la cita con el futuro, o ver cómo éste se nos diluye entre las manos.
POR GINA TRUJILLO
COLABORADORA
@GINATRUJILLOZ
PAL
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