Haz tu denuncia aquí

Desde el Sur: Un gobierno esquizofrénico

OPINIÓN

·

El desgaste político y social es parte de cualquier gobierno. Un Jefe de Estado debe entender que la virtud de gobernar muchas veces se trata más bien de administrar las crisis, no tanto de evitarlas.

El discurso y las decisiones estratégicas son dos herramientas que controlan el desgaste político, lo dosifican y en algunas ocasiones hasta lo revierten. Se requiere sensibilidad para saber en qué momento cambiar las decisiones o el rumbo del discurso, so pena de caer en la incongruencia o en la completa disociación de la realidad.

Andrés Manuel López Obrador y su gobierno padecen de esto último. Han desperdiciado todo tipo de oportunidades para posicionarse como ese movimiento profundo y renovador que necesitaba México. En muchos sentidos, no sólo es más de lo mismo: es peor.

 La pandemia que según el mandatario “le vino como anillo al dedo”, ha expuesto el vacío de poder, las pocas ideas y la lentitud de un gobierno que le apostó al viejo centralismo para resolver añejos problemas en un aparato de salud ya de por sí debilitado.

 De manera tácita el gobierno consideró fallido el método centinela, implementaron un semáforo epidemiológico que carece de las últimas seis letras y abrieron la economía en el peor momento posible. Hoy seguimos rompiendo récords en muertes y contagios, los insumos no llegan a los hospitales, si llegan lo hacen tarde y el personal ha quedado seriamente expuesto, lo que ha costado miles de vidas al sector médico.

 El tema de la seguridad se anticipaba como el más complicado de resolver para el gobierno federal. En este punto ya nadie espera que se resuelva, pero mínimo que se logre contener; todo lo contrario: el Estado está francamente rebasado y la estrategia se basa en la misma militarización del pasado. El culiacanazo y la guerra en Guanajuato son ejemplos bochornosos de la torpeza institucional.

Del tema del combate a la corrupción ya ni hablemos, basta con recordar algunos nombres cercanos al presidente.

En economía, las respuestas son escasas o nulas. Se complica con una sociedad que tiene que decidir entre arriesgarse a contraer COVID-19 o generar ingresos para pagar las cuentas. La falta de estrategia es evidente.

Por eso los mini-informes de gobierno que se inventa el presidente cada dos meses comienzan a oler a desesperación, esfuerzo futil por conservar el discurso político. No se dice nada nuevo: dádivas sociales, buenas intenciones y sueños de una realidad alterna.

Perdió el rumbo y queda claro con la visita a Donald Trump, decisión que carece de estrategia, en un momento inoportuno, con posibles serias consecuencias y sospechosos tintes electoreros. En otro tiempo el candidato Andrés Manuel amenazaba a Trump con denunciarlo ante órganos internacionales, hoy su grado de subordinación raya en la ignominia. Tal parece que tenemos un gobierno esquizofrénico. [nota_relacionada id=1126374]

POR GEORGINA TRUJILLO
COLABORADORA
@GINATRUJILLOZ


lctl

Escucha aquí nuestro podcast sobre coronavirus