LÍNEA DIRECTA

Los sótanos

Son aquellos espacios en los que triunfa el más despiadado e inteligente, capaz de lanzar la estocada final al contrincante

OPINIÓN

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Ezra Shabot / Línea Directa / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La parte más perversa de la lucha por el poder es aquella que se ubica en el espacio donde las leyes y la transparencia desaparecen para dar paso a los golpes bajos, la violencia y la destrucción de reputaciones y vidas en general.

Cuando se habla de la suciedad de la política hay que referirse a estas conductas que se ubican en el bajo mundo de las puñaladas y el deseo manifiesto de eliminar al enemigo con quien no hay forma de interlocución alguna.

Los sótanos del poder son aquellos espacios en los que triunfa el más despiadado e inteligente, capaz de lanzar la estocada final al contrincante.

Es este escenario es que estamos viendo en el interior del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y específicamente en el enfrentamiento entre el titular de la Fiscalía General de la República (FGR), Alejandro Gertz Manero, y el exconsejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, así como el exencargado de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto.

Las filtraciones lanzadas contra Scherer Ibarra, acusándolo de extorsionar a empresarios presos, tuvieron como respuesta la publicación de una conversación telefónica del fiscal Gertz, donde se asume la presión de éste sobre la Suprema Corte de Justicia de la Nación para un asunto personal que les es absolutamente fundamental.

Más allá del posible abuso de autoridad presente en ambos casos, la utilización de diferentes medios de comunicación como mensajeros de esta guerra indica que los cauces en el interior de la administración de Andrés Manuel López Obrador dejaron de existir.

Tanto Scherer Ibarra como Gertz Manero y Nieto Castillo juegan hoy por la libre.

Se meten en los sótanos y desde ahí disparan misiles de alto poder contra su enemigo, sin importar ya el daño que esto pueda ocasionarle al líder máximo de la autodenominada Cuarta Transformación.

La disciplina y obediencia que le juraron al caudillo no es suficiente como para superar sus odios personales, y el deseo de hacer pagar con sangre las ofensas del pasado reciente.

Es esto lo que puede resquebrajar el control político que Morena y aliados han logrado ejercer sobre la ciudadanía en los últimos tres años.

El presidencialismo priista se basaba en que las diferencias entre los subordinados al primer mandatario jamás podían afectar la imagen del tlatoani.

Antes renunciar y dejar de operar que dañar al Presidente de la República.

Satisfacer vendettas desde los sótanos del poder puede ser muy tentador para aquellos dispuestos a jugarse el todo por el todo con tal de hundir al enemigo, aunque esto les cueste su propia vida política.

Es en el fondo un acto irracional, destructor, pero que responde a la descomposición de un régimen sin reglas ni orden alguno, mas que la veneración a un político al que ya no están dispuestos a obedecer.

POR EZRA SHABOT
EZSHABOT@YAHOO.COM.MX
@EZSHABOT

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