DESDE AFUERA

El T-MEC, autor y energía

El, o más bien los problemas, serían más simples si no fuera porque tanto México como EEUU los plantean desde perspectivas nacionalistas

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los primeros escarceos de lo que promete ser una batalla de interpretaciones legales y decisiones políticas alrededor del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) están dados.

El, o más bien los problemas, serían más simples si no fuera porque tanto México como EEUU los plantean desde perspectivas nacionalistas.

Desde el lado mexicano, están de entrada la formulación de la queja que presentó junto con Canadá respecto a las reglas de contenido en la industria automotriz y divergencias en torno a la industria energética, en especial generación de electricidad "limpia", y lo que los estadounidenses consideran como injerencia del gobierno mexicano en detrimento de sus inversionistas.

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Según el T-MEC, que en julio de 2020 reemplazó al TLCAN, 75% de los componentes de un vehículo deben originarse en las tres naciones para calificar para el estado libre de impuestos, frente a 62.5% del acuerdo anterior. Según expertos, México y Canadá "favorecen una interpretación más flexible" de las regulaciones. El gobierno de Trump buscó una revisión del TLCAN y su sustitución por el T-MEC para proteger los empleos manufactureros de EEUU, el gobierno de Joe Biden mantiene esa política.

El problema va más allá. Una carta de los encargados del poderoso Comité de Finanzas del Senado estadounidense –el demócrata Ron WSyden y el republicano Mike Crapo– pone en claro que, según la visión política en ese país, México y Canadá, pero especialmente el primero, son remisos en cuanto al cumplimiento de sus obligaciones con el T-MEC. De 11 puntos señalados en esa misiva, nueve citan diferendos con México y dos con Canadá.

Y por supuesto, los temas con México incluyen problemas laborales, pesqueros, ambientales, comerciales y de energía.

En términos inmediatos, entre todos ellos destaca particularmente la cuestión automotriz, dado el tamaño de la industria y la importancia que tiene no sólo para EEUU sino para sus vecinos, incorporados plenamente en cadenas de producción especialmente dirigidas hacia el mercado norteamericano y que incluyen plantas de vehículos estadounidenses, alemanes, japoneses, coreanos y aun italianos y españoles.

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El tema energético en especial verá el duelo entre dos visiones de economía: una que hace énfasis en el papel del Estado, y otra donde la iniciativa privada es la que lleva la voz cantante. Para México, es una cuestión particularmente sensible, por sus implicaciones con nociones históricas y propuestas políticas del actual gobierno. La combinación es brutal, porque en ambos casos van incorporados temas de imperio de la ley y confianza de inversiones, política ambiental y de reducción de emisiones, derechos nacionales y soberanías, vínculos reales y aspiraciones ideológicas.

A final de cuentas, se trata de procesos relativamente largos y complicados. Pero su impacto será considerable, en lo económico, lo político y lo geopolítico, pero aún más sobre las sociedades de México y Estados Unidos.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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