COLUMNA INVITADA

La culpa

Arranques de autoritarismo y descalificación, evidentes, del actual mandatario de nuestro país

OPINIÓN

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Bruno Ferrari / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Desde los filósofos de la antigüedad, el tema de la culpa ha sido materia de debate entre estos, psicólogos y estudiosos del Derecho. Todos han tratado de definir la culpa y analizar si existen diversos tipos de ella. El debate principal radica en su existencia misma.

Hay quienes hablan de “ignorancia inculpable” que podría considerarse la estupidez propiamente dicha, porque no hay forma de salir del error. Por otro lado, la “ignorancia culpable” es aquella en la que se puede dejar de ser ignorante, simplemente buscando la verdad, ya sea a través del estudio o de la investigación.

En las últimas semanas, la diplomacia mexicana, que siempre había sido reconocida a nivel internacional por su solidez y por las opiniones sustentadas por el cuerpo diplomático de nuestro país, se ha visto inmersa en una situación que la debilita. Me refiero a la controversia suscitada en torno a una empresa extranjera que fue afectada en sus derechos por una ley inconstitucional, y que se valió del único camino que la Constitución y el sistema jurídico le permiten: recurrir al amparo.

Nadie se hubiera esperado que al hacer uso de su derecho constitucional hubiera provocado ser injustamente considerada una “empresa de bribones y corruptos”, como se le calificó en nuestro país, nada menos que por el presidente. Asimismo, resultó vergonzoso que el titular del Ejecutivo pidiera a la Cancillería que emitiera una nota diplomática quejándose ante el gobierno de Italia por el ejercicio de un legítimo derecho de la empresa, poniendo con ello en riesgo el capital de la misma.

Lo ocurrido resulta particularmente penoso por la gran tradición de diplomáticos mexicanos que siempre habían sabido hacer que se escuche la voz de México en tribunales internacionales. Lastimó no sólo a la tradición diplomática y a la Cancillería misma, sino a sus instituciones y a todo el servicio exterior mexicano. En suma, lo ocurrido no fue sino un arranque más de autoritarismo y descalificación, producto del hedonismo incontrolable del actual mandatario de nuestro país.

Volviendo a nuestro tema, el proceder del presidente constituye en sí mismo un acto culpable que no puede negarse. Posiblemente esté por enviar una iniciativa de ley que prohíba la existencia de espejos en Palacio Nacional o en el país, para evitar que el mandatario se sienta culpable al ver su imagen reflejada. Sin embargo, en este caso, como en muchos otros sin sentido, él no puede darle la vuelta a su conciencia, la cual, a fin de cuentas, lo seguirá a donde vaya y será su principal delator, juez y verdugo.

No sabemos en qué terminará este triste capítulo de la diplomacia y la relación entre México e Italia, país de donde provino el capital extranjero de esa empresa. Pero sí sabemos que el hecho ya ha sido lamentable. Sólo resta esperar que la Cancillería y la diplomacia mexicana reaccionen ante lo ocurrido y con sus buenos oficios y profesionalismo puedan mitigar el daño que seguramente el proceder del presidente ha causado a la relación entre México e Italia.

Por Bruno Ferrari García de Alba.
Ex Secretario de Economía.
@BrunoFerrariG__

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