DE LEYENDA

Lo normal

Para mí lo es el estar al pendiente de la Eurocopa, pero en esta ocasión vaya que nos conmovimos con algo que no lo es

OPINIÓN

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Gustavo Meouchi / De Leyenda / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Ver en sus selecciones a los jugadores de la región donde actualmente se juega el mejor futbol del mundo, es muy enriquecedor. Tras la tensión de las ligas y la Champions, un Finlandia vs. Dinamarca suena a relajación, perfecto para un sábado por la mañana. Entretenimiento sin mucha trascendencia, ya que el torneo apenas inicia.

La jugada en mi televisor era normal, un saque lateral; el jugador danés lanza el balón con las manos; tropezando, Eriksen se la devuelve, pero inmediatamente cae al piso. La situación es tan normal que la jugada ni siquiera es enfocada en primer plano, los jugadores aparecen en la parte superior derecha de la pantalla, la cámara está centrada en el área finlandesa, esa en donde es normal prestar atención.

Pero algo pasa, aunque tardamos un poco en reaccionar, parece que el primero en darse cuenta es el 4 de Dinamarca, el capitán. Simon Kjaer corre hacia Eriksen, se pone de rodillas junto a su cabeza y acerca sus manos a su cara, mientras hace aspavientos llamando a la asistencia médica.

Luego todo es muy rápido. Los jugadores y el árbitro reaccionan, los camarógrafos y comentaristas, también, nosotros en casa. Kjaer y Eriksen pasan de estar solos a ser rodeados por todos sus compañeros. Nadie sabe qué pasa. ¿Se golpeó? ¿Está convulsionando? Sólo vemos con claridad el terror en la cara de todos. Los minutos empiezan a correr, la asistencia llega, los jugadores rodean las acciones, poniéndose entre las cámaras y su compañero, impidiéndonos a todos ver lo que pasa.

Y es que es tan normal para nosotros espiar con una cámara, que a veces nos olvidamos un poco de la humanidad, del derecho a la intimidad, pero ellos, sus compañeros, están ahí para protegerlo de pie, mientras rezan, lloran, se llevan las manos a la cabeza, y muerden sus playeras.

Si el drama no es suficiente, la cámara enfoca a una mujer, con una playera de la selección danesa y el apellido Eriksen en la espalda; está a un lado de la cancha y es consolada por dos jugadores del equipo. Es cierto que no nos consta quién es, pero sí su dolor, ese lo podemos reconocer a miles y miles de kilómetros; minutos después, los jugadores de Finlandia se retiran del campo, los daneses permanecen en la valla que han formado, y así acompañan a Eriksen, ya en camilla, hacia afuera de la cancha.

La transmisión televisiva ya no es sobre un partido de futbol, y al no tener sentido se suspende. Entro a redes sociales. Tras un rato al fin aparece una foto de Christian al salir del estadio. Se ve consiente y defendiéndose de la mascarilla de oxígeno. Está vivo. Siento que mi alma descansa. Los médicos lo han salvado.

Todos sabemos el resto. Vimos por video a los aficionados cantando en las tribunas frente a una cancha vacía. Tras unas horas, las dos selecciones regresaron a jugar y Finlandia ganó por un gol. Normal que Dinamarca perdiera el encuentro.

Eriksen se encuentra bien, fuera de peligro. Sabemos que fue un paro cardiaco, que tuvieron que revivirlo, y ahora los médicos intentan averiguar qué está mal con él. Es normal que no vuelva al torneo.

Cuando veo las imágenes y siento la normal empatía, encuentro que justo mi problema es con la normalidad. No es normal que un deportista de 29 años sufra un paro cardiaco; no es normal que sus médicos no hayan detectado signos de advertencia previos; no es normal ver a alguien despejar un balón e inmediatamente sufrir un infarto. No es normal ver la vida cambiar en un segundo con ese dramatismo. ¿O tal vez sí? Tal vez la vida sí es así de imprevisible, y tal vez nuestro miedo, el terror que todos sentimos al verlo tirado, sin reaccionar en el pasto, está justificado.

Por el momento Christian Eriksen está vivo y nosotros no vamos a olvidar lo que pasó un sábado 12 de junio de 2021 en el estadio Parken, que no fue normal.

Eriksen se encuentra bien, fuera de peligro.

POR GUSTAVO MEOUCHI
COLABORADOR
@GMOSHY67

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