Hace unos días se publicó el Latinobarómetro 2024, la encuesta que refleja una realidad que no puede ser ignorada: la satisfacción con la democracia en México ha roto récord, alcanzando su nivel más alto en décadas. Estos números demuestran que, lejos de estar en crisis, como insisten ciertos sectores de la oposición, nuestra democracia está más fuerte y respaldada que nunca.
Desde el inicio de la Cuarta Transformación en 2018, algunos han buscado potenciar una narrativa falsa de que nuestra democracia está en peligro. Sin embargo, viendo los datos, para 2018 apenas el 12% de los mexicanos aprobaba la democracia, un porcentaje bajísimo que reflejaba la desconfianza que existía hacia las instituciones y el hartazgo popular hacia los gobiernos neoliberales. No obstante, desde entonces el apoyo ha ido en aumento. ¿Qué ha cambiado? Sobre todo, la forma de tomar decisiones públicas y ejercer el poder: en la Cuarta Transformación hoy se manda obedeciendo.
Antes de 2018, las instituciones eran consideradas un botín político, donde se tejían acuerdos entre "cuates" del PRI, PAN y PRD, y se perpetuaban gobiernos que operaban en la impunidad, neutralizando los mecanismos de participación pública y promoviendo la opacidad del Estado, dejando a la ciudadanía al margen de todo proceso de toma de decisiones.
En contraste, la Cuarta Transformación ha puesto en marcha una transformación real. Uno de los logros más importantes y recientes de la administración de Claudia Sheinbaum Pardo ha sido la democratización del Poder Judicial, un avance histórico que permite, por primera vez, que la gente tenga la oportunidad de elegir a sus jueces y magistrados. Esta reforma no solo fortalece el Estado de Derecho, sino que rompe con el sistema de cuotas políticas que durante tanto tiempo secuestraron la justicia y la autonomía del Poder Judicial.
Es también de destacarse, en días recientes, la creación de foros para el Plan Nacional de Desarrollo, que ahora se construye a partir de consultas que en este momento se realizan por todo el país. Con éstas, el pueblo tiene voz en la definición de las políticas públicas que definirán el futuro de nuestro México. El apoyo a este sistema de gobierno emanado de Morena ha crecido de manera significativa, y la ciudadanía ha dejado claro, a través de su voto y su participación activa, que la democracia en México no solo está vigente, sino en un proceso de renovación profunda.
La Cuarta Transformación ha sido el motor de estos cambios. La democracia ya no es solo un concepto abstracto en libros y discursos; es una práctica que cada día más se logra ejercer de manera cotidiana, escuchando a la gente. La democracia ya no se entiende como un asunto de votar cada tres o seis años, sino que se ha vuelto una práctica recurrente con información, consultas y discusión social. Y ese es el verdadero triunfo de esta nueva etapa política en nuestro país.
POR CAMILA MARTÍNEZ GUTIÉRREZ
Secretaria de Comunicación, Difusión y Propaganda de Morena
@SoyCamMartinez
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