Columna invitada

Coyoacán y un par de sus leyendas falsas

Tras el asedio que propicia la derrota de Tenochtitlan en 1521, expresada en la destrucción de esa urbe prodigiosa de cal y canto, surgirá el protagonismo de Coyoacán

Coyoacán y un par de sus leyendas falsas
Luis Ignacio Sáinz / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Tras el asedio que propicia la derrota de Tenochtitlan en 1521, expresada en la destrucción de esa urbe prodigiosa de cal y canto, surgirá el protagonismo de Coyoacán, asentamiento que, en el debate de su etimología, pareciera significar “lugar de los que tienen o poseen coyotes”: coyotl (coyote), hua (posesión) y can (lugar). Será en este espacio geográfico desde donde Hernán Cortés rediseñe la nueva ciudad de la mano de Alonso García Bravo; y también aquí reposará el núcleo ordenador del nuevo dominio territorial con el establecimiento del primer ayuntamiento del Altiplano, sólo después de la Villa Rica de la Ver a Cruz.

Por lo que, a los nombramientos de juez, gobernador, justicia mayor y capitán general de la Nueva España, librados por Carlos V en favor del extremeño, se sumará el 6 de julio de 1529 el título de marqués del Valle de Oaxaca con cabecera, justo, en Coyoacán (54.4 km2). Mantendrá su calidad de municipio hasta 1929, y su titular se elige por sufragio a partir del 2000. La alcaldía cuenta con varias leyendas falsas sobre sus inmuebles, destacando:

Casa de Pedro de Alvarado. (Francisco Sosa 383, Barrio de Santa Catarina, CP 04010). Palacete mudéjar dieciochesco, engalanado en su fachada de ajaracas, que habitara la arqueóloga estadounidense Zelia Nuttall, quien propagó la leyenda, carente de base alguna, consistente en que allí morase Pedro de Alvarado, el más cercano compañero de armas de Hernán Cortés. Audaz, sanguinario y ambicioso, el soldado de fortuna nacido en Badajoz (1485) participó en la expedición de Juan de Grijalva por el Golfo de México (1518) y durante la conquista de Tenochtitlan ordenó la matanza del Templo Mayor, vengada después en la llamada Noche Triste o Noche de la Victoria (30 de junio al 1 de julio de 1520).

Cumplió funciones de Præses provinciæ (gobernador en la paz) y Præfectus legionis (prefecto en la guerra) en Guatemala, El Salvador y Honduras. Fracasó en su vano intento de conquistar los territorios incas de Quito (Ecuador) fuera de la jurisdicción limeño-peruana de Francisco Pizarro. De regreso a la Nueva España muere en Nochistlán (1541), plaza de la Nueva Galicia hoy Jalisco, sin gloria alguna, al ser arrollado por el caballo de un compañero de armas, en el empeño fallido por sofocar la rebelión de caxcanes y chichimecas. Fue sede de la Fundación Octavio Paz y allí falleció el premio Nobel 1990. El inmueble aloja la Fonoteca Nacional, cuenta con un jardín sonoro de gran belleza

Casa de Cortés. (Jardín Plaza Hidalgo 1, Villa Coyoacán, CP 4000). Sede de la Alcaldía Coyoacán. Antiguo Palacio del Ayuntamiento de Coyoacán. El mito en boga sostiene que en este inmueble se alojó Hernán Cortés en tanto se saneaba la capital mexica que, devastada, sobrevivía apenas entre despojos, inmundicias, cadáveres y anegamiento. En 1561 Felipe II otorgó la calidad de Villa a Coyoacán mediante el escudo de armas respectivo.

La construcción de mediados del siglo XVIII se levantó por deseo de los Pignatelli-Cortés, duques de Terranova y Monteleone, marqueses del Valle de Oaxaca. Después fungió de prisión y juzgado. Más tarde sería sede del Cabildo. En 1960 Diego Rosales pintó el mural “La conquista y el tormento de Cuauhtémoc”, ubicado en la capilla laica del Registro Civil. Cercana al círculo de los estridentistas y perteneciente al Partido Comunista Aurora Reyes, nieta del general porfirista Bernardo y sobrina del escritor Alfonso, ambos del mismo apellido, entregó en 1978 su mural “El primer encuentro” donde ofrece su versión de la conquista, localizado en la sala de cabildos.

Otra invención es la de la Casa de la Malinche (Higuera no. 57, Plaza de la Conchita, CP 04020), también del siglo XVIII, que habitaran hasta sus decesos los pintores Rina Lazo, colaboradora de Diego Rivera, y Arturo García Bustos, discípulo de Frida Kahlo, pero esta es una historia más de Coyoacán y sus sueños en vigilia.

POR LUIS IGNACIO SÁINZ

COLABORADOR

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MAAZ

 

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