DESDE AFUERA

Reelección, ese regalo envenenado

Tal como está planteado en México, en estos comicios lo que parece importar menos es el servicio que los aspirantes han prestado a sus electores

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Cómo se llama el diputado que representa mi distrito?

Esa debería ser una respuesta fácil.

Después de todo, parte de la función de los diputados es atraer fondos federales o estatales a sus distritos, especialmente de obras públicas, y mantener el contacto con sus votantes. Y más si esperan ser reelectos. 

Eso ocurre de forma evidente en Estados Unidos y naciones democráticas al estilo occidental, con todo y sus problemas.

Llegar a una situación como esa era la intención abierta de las reformas electorales que se iniciaron hace 20 años en México y parecían desarrollarse con lentitud, pero con paso firme.

Los comicios de junio serán políticamente importantes como históricos, por ser las primeras en las que haya la posibilidad de reelección de diputados y otras autoridades menores, como los alcaldes delegacionales en la Ciudad de México.

Pero tal como están planteadas, no se reelegirá a legisladores o funcionarios que lo merezcan, que hayan probado ser de beneficio para sus distritos o sus votantes. Y tampoco se premiará o castigará el buen o mal desempeño del gobierno.

Los partidos parecen determinados a manejar la elección por bloque ideológico. 

La realidad es que estos comicios de junio se plantean como un referendo, en torno al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y como tal las presentan, no muy sutilmente, los partidos contendientes en maniqueas posturas en favor o en contra.

Y en ese sentido, la reelección a la mexicana será más bien como una expresión enfermiza de la política. 

Las campañas son genéricas, hasta ahora, con el subtexto de que el voto a favor o en contra es un pronunciamiento respecto a las propuestas y el movimiento conformado alrededor del popular mandatario.

El hecho es que es cierto que eso ocurre también en las democracias consideradas como tradicionales, pero aún en esos casos la actuación personal del funcionario tiene mucho que ver.

La reelección debería ser un premio al buen desempeño en un puesto, no por lealtad al líder. 

Pero tal como está planteada en México, en esta elección, lo que parece importar menos es el servicio que los aspirantes hayan prestado a sus electores, que su posición en torno a las propuestas del actual gobierno, o como dice la propaganda del partido oficial, el apoyo a "ya sabes quién".

Los nombres en las listas de candidatos no parecen importar más que el hecho de que estén cobijados por tal o cual equipo. La persistencia de la figura de legisladores "plurinominales" garantiza la presencia de ciertas figuras y grupos asegurados de levantadedos.

Las promesas son muchas. Pero son llamados a que el votante haga auténticos actos de fe.

En términos de gobernanza, ni la coalición oficial ni los grupos de oposición explican cómo desarrollarán o pondrán en marcha sus propuestas para enfrentar los problemas del país. 

Por JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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