¿Te has fijado qué es lo que más han comido tus hijos durante el encierro? ¿Te has dado cuenta cuánto subieron de peso?
Sin duda la pandemia por el COVID19 ha evidenciado, entre otras muchas cosas, la triste realidad que vive nuestra infancia cuando hablamos de su salud y hábitos alimenticios.
La pandemia no ha permitido que se lleven a cabo rutinas adecuadas para atacar la obesidad que padecen algunos niños, incluso podemos decir que, en muchos casos, su alimentación va de mal en peor, aunado a esto, está la nula actividad física.
La UNICEF dio a conocer que uno de cada 20 niños menores de cinco años, y uno de cada tres entre los seis y 19 años, padece sobrepeso u obesidad, lo cual coloca a México entre los primeros lugares en obesidad infantil a nivel mundial.
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Esta condición permanecerá en el 80 por ciento de las niñas y niños hasta la edad adulta, y si no se implementan medidas preventivas, una de cada dos personas nacidas desde 2010 desarrollará diabetes de acuerdo con especialistas.
Hace un año, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia también advirtió que la obesidad infantil en México ya era una emergencia de salud pública que requería cambios inmediatos por la afectación en su crecimiento y desarrollo.
Y es que para colmo, México es el país de mayor consumo en América Latina de productos ultra procesados, incluidas las bebidas azucaradas.
La UNICEF destacó que la falta de acceso a alimentos frescos y saludables, la comercialización agresiva de productos alimenticios dirigidos a niños y la alta exposición a alimentos ultraprocesados en hogares, escuelas y mercados conducen a un ambiente poco saludable que promueve la obesidad y afecta a millones de mexicanos.
Es más, en 2016, México declaró una alerta epidemiológica debido a las altas tasas de diabetes y obesidad.
Así que estamos realmente en una crisis ¡que nadie ha querido ver!
Entonces, si ya vivíamos una situación alarmante en materia de nutrición infantil, el nuevo coronavirus llegó para visibilizar e incrementar las pandemias del milenio, tales como la obesidad, la diabetes y la hipertensión infantil, lo que pone en riesgo su presente y futuro.
Por todo esto, las organizaciones que conforman la Alianza por la Salud Alimentaria, hicieron un llamado para que diputadas y diputados demuestren su compromiso con la niñez mexicana y voten a favor y sin modificaciones la reforma aprobada en el Senado, al artículo 75 de la Ley General de Educación, para garantizar alimentos saludables en el regreso a clases de manera presencial, para que estudiantes de educación básica en el país cuenten con alimentos sanos dentro y fuera de las escuelas.
Es evidente que la obesidad infantil es un problema grave de salud pública que se ha agudizado con el confinamiento, y tendrá altas consecuencias, por lo que es urgente tomar medidas fuera y dentro de casa.
Si queremos adultos sanos, debemos empezar con los niños y niñas que tenemos cerca, para evitar que más tarde no haya vuelta atrás y el costo sea muy alto.
Evitemos que nuestra infancia pague las consecuencias de los malos hábitos alimenticios que aprendimos y que decidimos no soltar por herencia o por gusto.
¡Hagamos lo que nos toca!
POR SOFÍA GARCÍA
@SOFIGARCIAMX
dza