El patriarcado es esa figura base sobre la que nos han educado, la que ha replicado en esta sociedad a: machistas, adultocéntricos, racistas, clasistas y heteronormados.
Y cualquier ruptura que se haga desde la infancia es castigada. El 60 por ciento de las niñas, niños y adolescentes en México han experimentado al menos una forma de disciplina violenta por parte de sus padres, madres, cuidadores o maestros de acuerdo a datos de la UNICEF.
A los niños se les pega porque se dejaron pegar por otros niños en la escuela, a las niñas se les golpea cuando empiezan a tomar decisiones sobre ellas y su cuerpo. A ambos se les pega si contradicen a sus adultos. Los maestros castigan a los menores con una mala calificación si se atreven a cuestionar su roll.
Los niños no lloran, las niñas sólo usan falda. Los niños de azul y las niñas de rosa.
Es decir, normalizamos la violencia desde pequeños a partir de la cultura del patriarcado.
Urge actualizarnos, no podemos pensar que la educación del siglo pasado aplique para la niñez de este milenio, la infancia tiene otro contexto y con ello la posibilidad de que establezcamos nuevos vínculos educativos.
Como adultos tenemos la obligación de lograr que el futuro de ellas y ellos sea a partir del respeto, la igualdad y la equidad.
En el contexto actual, la infancia en México vive en medio de la violencia, el acoso y el abuso sexual al interior de los hogares.
Necesitamos reestructurar esquemas, en casa por ejemplo, debemos hablar con un lenguaje inclusivo, romper estereotipos y roles, no limitar o callar a los niños y niñas, creerles, escucharles, simplemente tomarles en cuenta.
Tenemos el privilegio de formar a las nuevas generaciones, ¿Cómo quieres ver tus hijos o hijas cuando tengan 30 años? ¿Cómo quieres que sean sus relaciones de pareja? ¿Cómo quieres que traten a sus hijos e hijas?
Si educamos a las niñas, niños y adolescentes en casa partiendo del respeto y la igualdad, la violencia contra las mujeres podrá disminuir hasta erradicarla.
Si bien no somos responsables de la educación que recibimos de nuestros padres o madres, sí somos de las decisiones que tomamos en nuestra etapa adulta.
No permitamos que se repliquen más sociedades en desigualdad, violentas y machistas.
Nosotros somos esa generación que sí podemos romper con el patriarcado.
En Corto.
El nivel de violencia intrafamiliar no debe desestimarse, particularmente en contextos como el actual. Las llamadas a refugios reportando violencia han registrado un incremento del 60 al 80 por ciento y las solicitudes de asilo en estos espacios ha incrementado un 30 por ciento, según datos de la Red Nacional de Refugios.
Además de acuerdo a la Secretaría de Seguridad Ciudadana, los feminicidios infantiles se incrementaron en un 13 por ciento y el abuso sexual a menores en un 50 por ciento.
Por todo esto la UNICEF urgió a México a reforzar la protección infantil ante el incremento de la violencia contra la infancia.
POR SOFÍA GARCÍA
@SOFIGARCIAMX
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