Citaba en una entrega anterior que los equipos de la zona metropolitana de Monterrey solían tener serios problemas cuando llegaban presidentes que no conocían la efervescencia de la región. En concreto aludía a la época aciaga de los felinos en el segundo lustro de los dosmiles, en donde estuvieron cerca de perder la categoría por segunda ocasión en su historia, luego de que en 1996 lo hicieran con un trabuco de equipo dirigido por Víctor Manuel Vucetich, ídolo de Rayados.
Mandamases y estrategas arribaron, yéndose por la puerta de atrás. Tolo Gallego había sido campeón con Toluca y no fue capaz en El Volcán. José Luis Trejo había hecho líder a La Máquina, con todo y sus fantasmas, y lo único que presumió de La Sultana fueron bastantes billetes verdes, acompañados de números rojos. Daniel Guzmán, monarca en Torreón, al pie del Cerro de la Silla fue ganador de las vergüenzas. Vamos, que hasta Pekerman, después de haber cenado con Juan Román Riquelme, Hernán Crespo o Javier Zanetti, entre otros, no pudo con Omar Bravo o El Conejo Pérez. La combinación letal de falta de ADN y exceso de dólares, sin excluir los nocturnos lujos de esa importante urbe, generaban equipos sobrados con jugadores de gran cartel.
Tras la época dorada de Alejandro Rodríguez, Miguel Garza y compañía, que está por culminar con cinco campeonatos de Liga, una Copa, una Concachampions y otra dosis de finales perdidas, ha arribado Mauricio Culebro, al que si bien en este espacio hemos puesto en entredicho, también le daremos el beneficio de la duda explicando de dónde viene.
Formó parte de la inteligencia del América durante 14 años. Se le adjudica haber puesto incentivos para los jugadores, misma técnica que pretende en Tigres. Además del salario fijo, estímulos por objetivos para mantener motivado al plantel. Trasciende que fue clave en la reestructuración económica del América. Vendió a Diego Lainez y Edson Álvarez por 30 millones de dólares, siendo los elementos mejor exportados al extranjero. Si algo caracterizó a su plantel fueron los proyectos a largo plazo, aspecto que también forma parte de los norteños, y que sin duda explican el gran éxito de ambas instituciones dentro del balompié nacional.
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Al menos en dividendos, Culebro parece ser el indicado para conducir la nave. A falta de hacerse oficial con una rúbrica, señaló que renovará a Ferretti. Lo interesante es que aunque se contempla que sea por tres años, será juzgado y se podría prescindir de él si cada campaña no le acompañan los resultados, lo que podría no fomentar el confort del bigotón. Así, Tigres luchará por dar continuidad con otra década de triunfos para acercarse a la grandeza a la que aspiran.
POR JOSÉ EDUARDO IGA
TITULAR DE ARREBATO DEPORTIVO EN EL HERALDO RADIO TORREÓN
TWITTER: @JOSE_IGA
dza