SILBATAZO INICIAL

¿Fantasmas?

La identidad de los dirigentes ha sido clave en el éxito de los conjuntos de Monterrey, por lo que veamos ahora cómo le va a los Tigres

OPINIÓN

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José Eduardo Iga / Silbatazo inicial / Opinión El Heraldo de México

Renovarse o morir es la máxima en cualquier ámbito de la vida, por simple inercia. Los Tigres acaban de anunciar que se prepara, en definitiva, la jubilación de uno de los actores importantes de toda su historia: el ingeniero Alejandro Rodríguez, su presidente, que si bien no estuvo ostentando el cargo en los cinco campeonatos que acumulan en la última década, dejó construido el camino junto con Miguel Ángel Garza para que la institución pasara de ser diminuta y poco valorada, a una de las mejores del continente en infraestructura, planeación a largo plazo, jugadores participando en otros equipos para que refuercen al plantel, una vez que hayan funcionado fuera, elementos identificados con los colores, y un largo número de etcéteras.

Tigres, el equipo chico del que todos hablan, la institución que, le duela a quien le duela, generó, con sus logros, que el balompié nacional dejara de centralizarse, aunque parte del gremio periodístico sigue insistiendo con la grandeza de equipos históricos que sólo son eso y en el campo su desempeño es paupérrimo.

Rememorando el pasado, Rodríguez construía en su primera etapa a un campeón sin corona, con una escuadra temible, incluyendo jugadores de la talla de Walter Gaitán, Irenio Soares, Cuqui Silvera, entre otros. Comenzaban a llegar las finales y aunque perdidas, alcanzaban lugares insospechados. Todo se fue al traste cuando comenzaron a llegar a tierras norteñas nuevos mandamases que, seducidos por “el brillo que produce el metal”, fueron convirtiendo a Tigres en una institución de mercenarios. Jugadores que gozaban de las bondades nocturnas de una de las urbes más relevantes del país, elementos con nombre que sólo cobraban y le daban migajas a la fanaticada que tenía que celebrar victorias contra los Tecos para eludir el descenso, como si de títulos se tratara.

Hoy, con la llegada de Mauricio Culebro a la vicepresidencia, tirándole más a que en diciembre se convertirá en el mandamás felino, no pueden evitar saltar a mi mente aquellos tiempos maquiavélicos en que Enrique Borja, Santiago Martínez, Fernando Urdiales o Héctor González Iñárritu, gente no vinculada a los colores, hicieron un desastre.

La ciudad de Monterrey ha tenido como peculiaridad, en sus dos equipos, que quien llega y no es de casa, fracasa. ¿Podrá la nueva comitiva universitaria ser la excepción a la regla? Interesante será disiparla y ver si Tigres no es aquejado por esos fantasmas del pasado que pueden volver a ser visibles.

POR JOSÉ EDUARDO IGA

TITULAR DE ARREBATO DEPORTIVO EN EL HERALDO RADIO TORREÓN

TWITTER: @JOSE_IGA

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