Caminar en la Luna

El pueblo de mis sueños

Los sueños siempre tienen que ser grandes. Tanto que en la búsqueda por realizarlos ni el desánimo, ni los obstáculos y, mucho menos, la frustración sean suficientes para rendirse

El pueblo de mis sueños
Adriana Azuara / Caminar en la luna / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Los sueños siempre tienen que ser grandes. Tanto que en la búsqueda por realizarlos ni el desánimo, ni los obstáculos y, mucho menos, la frustración sean suficientes para rendirse. Porque los sueños son el motor que mueve la vida:  aceleran el corazón y te dan el aliento para continuar cada día. 

Mi escapada de este mes fue a Tequila, un Pueblo Mágico de paisajes agaveros, alegría a corazón abierto y, claro, el lugar de nacimiento de la bebida más emblemática de México.

TE PUEDE INTERESAR: Regreso a mis raíces

Mis primeras visitas no fueron turísticas, sino de investigación y tuve la oportunidad de conocer a fondo a una comunidad dedicada al cultivo y la cosecha del agave azul. Sembrarlo requiere paciencia y amor, porque alcanzar su vida útil requiere de cinco a siete años, antes de ser jimado y transformado en un trago que calienta el alma y revuelve conciencias. Lo más impresionante son los jimadores, que transmiten su oficio de generación en generación, como un arte y una forma de honrar la tierra. Caminando entre agaves de todos tamaños decidí que esta sería la cuna de mis creaciones; que esta planta y sus propiedades serían ahora parte de un sueño para regalarle al mundo de los spas un concepto mexicano de rituales y productos con sabor a México.

Su centro es bullicioso y con ambiente festivo; hay música por doquier, con jarritos y degustaciones de todo tipo, perfectas para detonar una jornada muy movida y llena de aventuras. Y es que el destilado ha llegado a tantos lugares que, ahora, los viajeros vienen a descubrir cómo es elaborado, cuántas variedades existen y cuál es el proceso detrás de las miles de botellas que deambulan por las grandes ciudades del mundo. Hay un museo maravilloso y personas muy preparadas para contarte su historia. Esto ha impulsado que su oferta de hospedaje y gastronomía sea mucho más extensa. Yo tengo mis lugares favoritos, porque puedes encontrar hoteles de lujo y estilo clásico en pleno centro, pero también opciones modernas y hasta algunas poco comunes, como unas cabañas en forma de barricas.

Yo me enamoré de la honestidad de la gente al hablar; de la manera en la que describen con orgullo sus raíces; del arte con el que jiman una penca y la destreza al cortarla; de los hornos y las destiladoras. Pero, sobre todo, me embriagué con el aroma tan peculiar de las noches, en el que se mezclan toques dulces de vainilla y cítricos que desprenden las piñas de los agaves mientras son cocidas y que invitan a jugar con tu imaginación.

TE PUEDE INTERESAR: Mira quién habla con Brenda Jaet: Adriana Azuara, la era del wellness

Aquí decidí que el agave azul iba a ser parte de mis sueños más grandes, porque yo no solo me lo tomo, también me lo pongo. Porque así como en una de sus formas te hace olvidar las penas, cantar las mejores rancheras y confortar los corazones rotos, también te protege, regenera y te hace lucir 10 años más joven.

POR ADRIANA AZUARA
@ADRYAZUARA

Sigue leyendo:

Flotando bajo la luna

Mi propio Xantolo

Un brindis al corazón

MAAZ

 

Temas