CAMINAR EN LA LUNA

Flotando bajo la luna

El secreto mejor guardado de Querétaro es el spa Spagiria, un spa de los más completos de la región, pequeño, pero con todas las facilidades y protocolos

OPINIÓN

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Adriana Azuara/ Caminar en la luna / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Darte tiempo es permitirte hacer una pausa, aprender a ponerte como prioridad y así poder darle al mundo lo mejor de ti; no sólo lo que queda de ti.

Mi destino de esta ocasión fue Querétaro, que se encuentra a tres horas de la Ciudad de México y que ofrece una gran variedad de opciones turísticas, porque a pesar del gran crecimiento de los últimos años, sigue teniendo la magia de los pueblos pequeños. Tanta riqueza, desde sus viñedos, el Cerro de la Campana, la Peña de Bernal, la Sierra Gorda. Pero mi intención era ir a soltar, buscar tiempo para mi mente, cuerpo y espíritu.

Así que mi día comenzó en el secreto mejor guardado de Querétaro, Spagiria, un spa de los más completos de la región, pequeño, pero con todas las facilidades y protocolos. Ahí me regalé tres horas para mí.  Son expertos en el manejo de aceites esenciales, así que jamás imaginé que tomar un ritual llamado el baño de Babilonia pudiera desconectarme y reencontrarme con mi cuerpo y mis emociones. Un baño aromático con tratamiento corporal y aceites calientes acompañados de un maravilloso masaje era lo que añoraba para dejar todo atrás.

Lo importante de ir a un spa es todo lo que puedes lograr contigo, porque todos traemos una mochila en la espalda que empacamos con todo lo que vivimos, bueno y malo. Algunos saben viajar ligero, pero habemos otros que cargamos hasta lo que no nos corresponde, y en estos recintos de bienestar es el lugar ideal para quitarte esa mochila un rato.

Salí renovada, relajada y hambrienta a mi siguiente destino, no sin antes detenerme a comer en Los Laureles, que es una hacienda que data de los 1800. El plato imperdible son los tacos de escamoles; una explosión de sabor exótico que tuvo la grandiosa compañía de un tequila derecho, carcajadas y un atardecer maravilloso.

La noche me encontró en mi escape final, Rancho La Pitaya, lo había planeado para que tocara en luna llena en libra, la de las relaciones, del amor, de magia pura para dejar ir.

Ahí me esperaba una alberca de aguas termales al aire libre, ese era el tesoro que yo había ido a buscar y que brillaba a la luz de la luna invitándome a zambullirme y dejar el resto del día y de todo lo que había vivido el último mes, porque la calidez del agua en combinación con la gravedad cero actúa profundamente en nuestro cuerpo, rehabilitándolo. La riqueza de esas termas es infinita, sólo cabe decir que 30 minutos ahí equivalen a seis horas de descanso.

Ahí estaba yo… flotando entre nubes de vapor, con la luna mirándome e iluminando mi cuerpo y espíritu, porque cuando te animas a dejarte llevar por la energía del universo, la vida fluye naturalmente sincronizándote con el tiempo presente, y ahí es donde experimentas la verdadera libertad.

POR ADRIANA AZUARA
@ADRYAZUARA

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