VENTANA POLÍTICA

Democracias a la baja

Más allá de la polémica sobre el criterio de selección, es bienvenida la discusión sobre el estado de las democracias y los temas de la Cumbre: defensa frente a los autoritarismos, lucha contra la corrupción y protección de los derechos humanos

OPINIÓN

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Verónica Ortiz / Ventana Política / Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial.

Bajo la premisa de que no hay democracia perfecta ni acabada, y que se requiere un compromiso permanente para defenderla, el presidente Joe Biden convocó a la Cumbre virtual que ayer y hoy se celebra desde Washington.

La lista de 110 naciones invitadas ya metió en aprietos al Departamento de Estado, que no ha podido explicar por qué Irak, Pakistán, India, Turquía, Taiwán o Filipinas están incluidos, mientras que Hungría, China o Rusia no fueron convocados. Si bien la Casa Blanca ha dicho que la selección de países no significa un juicio sobre sus credenciales democráticas, las presencias y ausencias llevan mensajes implícitos del gobierno de Estados Unidos. Llama la atención la poca representación de América Latina, aunque no sorprende la ausencia de Guatemala, Honduras, El Salvador, Cuba, Venezuela o Nicaragua. Por cierto, México sí acude, pero sin participación en el programa de expositores.

Más allá de la polémica sobre el criterio de selección, es bienvenida la discusión sobre el estado de las democracias y los temas de la Cumbre: defensa frente a los autoritarismos, lucha contra la corrupción y protección de los derechos humanos.

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La democracia es un bien a la baja en el mundo y la pandemia aceleró el deterioro durante 2020. Según el Índice Democrático elaborado por The Economist Intelligence Unit, de 167 países evaluados, sólo el 8.5% de la población vive en democracias plenas, mientras que más de un tercio lo hace bajo regímenes autoritarios.

La erosión institucional, la falta de contrapesos, el abuso y concentración de poder, la descalificación de los opositores, sociedad civil y medios de comunicación, todas señales de autócratas que socavan la fragilidad democrática, ya no a través de golpes de Estado, sino desde sus cargos incluso obtenidos democráticamente.

Cobijados bajo lo que Sheri Berman llama la “autocracia electoral” se encumbran, y se perpetúan, a través de procesos amañados quedan apariencia de una cierta formalidad democrática.

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Volviendo a América Latina, el panorama es desolador. En Venezuela y Nicaragua “triunfan” los oficialismos y los dictadores Maduro y Ortega se aferran por medio de fraudes electorales y poniendo a líderes de la oposición, empresarios y medios bajo arresto. Incluso en el democrático Chile se enfrentarán en segunda vuelta de elección presidencial los candidatos radicales de izquierda y derecha, lo cual augura una mayor confrontación.

El poder seductor del autoritarismo, como lo describe Anne Applebaum*, se abre paso en ambientes de polarización política, división social, desesperanza y frustración ciudadanas.

De ahí la pertinencia del debate. Para recordar, como dice Berman, que frente a los que están decididos a destruirla, quienes están comprometidos con la democracia deben dejar de lado sus diferencias y preferencias políticas y hacer lo que sea necesario para protegerla.

POR VERÓNICA ORTIZ
VORTIZORTEGA@HOTMAIL.COM 
@VERONICAORTIZO

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