La asociación World Justice Project presentó ayer el informe 2021 del Índice global del Estado de Derecho (www.worldjusticeproject.org). En él agrupa a 139 países y, desde 2009, se ha convertido en el más completo indicador del cumplimiento de los gobiernos respecto a transparencia, rendición de cuentas, respeto a los derechos fundamentales, justicia civil y penal, con base en las experiencias de ciudadanos, practicantes y expertos por cada país.
Aunque es un concepto difícil de definir, la mayor o menor adhesión de los países al Estado de Derecho impacta directamente las vidas de sus ciudadanos desde el ejercicio de las libertades, el acceso a la justicia, la seguridad o la calidad de los servicios públicos.
Los resultados arrojan pocas sorpresas. Los países europeos, particularmente los nórdicos, ocupan los primeros lugares, seguidos de Australia, Japón y Singapur. Canadá es el país americano mejor situado (12), mientras que Uruguay está en el 25 y Estados Unidos en el 27. En el lado opuesto, tres países latinoamericanos aparecen en el fondo del ranking: Bolivia, Haití y Venezuela, que repite en último lugar (139).
En la tabla general, México retrocedió un escaño respecto de 2020, para ubicarse en el lugar 113. Pero a nivel regional, México ocupa el sitio 27 de 32 países, sólo por encima de Honduras, Bolivia, Nicaragua, Haití y Venezuela. Por nivel de ingreso, nuestro país aparece en el sitio 37/40 de naciones de ingreso medio-alto. Le ganamos a Turquía, Irán y Venezuela.
Por categorías evaluadas, en materia de gobierno abierto, ocupamos el sitio 43, nuestra mejor nota, gracias al sistema de transparencia y acceso a la información pública.
En el rubro de derechos humanos alcanzamos el lugar 91, gracias a las libertades individuales religiosas o de asociación. En los límites al poder gubernamental estamos en el número 102, por la transmisión pacífica de poderes y el contrapeso de la sociedad civil.
Las malas notas empiezan con la aplicación de la ley, donde bajamos al lugar 105; el rubro orden y seguridad, donde caemos al sitio 130; en justicia penal, 129, y en justicia civil, 131.
Pero nuestra peor nota la tenemos en el rubro de “ausencia de corrupción”. Esa que se supone que ya quedó desterrada. Ahí ocupamos el deshonroso lugar 135/139. Sólo superamos a Uganda, Camerún, Camboya y República del Congo.
Difícilmente un cuadro para presumir. Dirán que las comparaciones son odiosas, pero sirven para ver qué hacen los países exitosos, y aplicarnos. También, para darnos cuenta de dónde aparecen aquellos logros celebrados por nuestro gobierno.
Tristemente, no destacamos en nada. Es el retrato de un país esquizofrénico. No somos Venezuela, pero aparecemos más cerca de ella que de nuestros socios comerciales. Y muy lejos de la imagen de país admirado que nos quieren vender. La 13 economía del planeta con un Estado de Derecho del tercer mundo.
POR VERÓNICA ORTIZ
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