No ha pasado desapercibido en las palabras de la gente y distintos medios el denotar la relevancia del 2020 para la historia. En casos más extremos hay quienes incluso afirman que este es el año más histórico de toda la humanidad. Muchos pensaran que tales palabras podrán sonar ridículas; no obstante invitan a pensar un fenómeno propio de la sociedad contemporánea: el presentismo. Antes cabe aclarar que este breve texto no pretende menospreciar lo que fue el 2020 y sus efectos. No por nada la canciller alemana Angela Merkel dijo hace ya varios meses atrás que la pandemia del coronavirus era el mayor desafío que enfrentaba Alemania desde la Segunda Guerra Mundial.
De manera resumida, se podría decir que el presentimo, como su nombre lo dice, es una manera de ver al tiempo con el presente como único punto de vista. Tal creencia cobró gran relevancia durante el siglo XX, especialmente después de las guerras mundiales, acontecimientos que tundieron la idea del futuro progreso que había dominado durante el XIX. El nuevo punto de vista presentaba nuevas interrogantes que siguen vigentes en la actualidad, y varias de ellas en relación con la historia. El historiador François Hartog menciona en su obra Regímenes de Historicidad una frase que resulta bastante relevante con la idea del 2020: “el presente, en el momento de crearse, desea mirarse como ya histórico, como ya pasado”. Durante y ahora con más potencia se observa a dicho año desde su propia historicidad, la prueba del tiempo no resulta ser una constante. La gran producción de libros sobre temas relaciones a la pandemia, el confinamiento y el manejo de los gobiernos, por mencionar algunos, demuestran una aceleración por situar a lo contemporáneo en el espacio de la experiencia. También se ha hablado de realizar conmemoraciones o monumentos dedicados a las y los fallecidos por la pandemia, aunque ésta siga en curso. Si antes se pensaba en conmemorar al pasado ahora se conmemora la actualidad.
A partir de la segunda mitad del siglo XX el presente se ha vuelto la marca temporal bajo la que vivimos y nos movemos. Pensar en el futuro se ha vuelto desalentador y el pasado una combinación extraña entre nostalgia, rechazo y una búsqueda de darle sentido desde la contemporaneidad. El año 2020 es histórico en tanto que se volvió reflejo del presentismo, porque nos hizo pensarlo como pasado y paralelamente puso en duda la aceleración del tiempo reflejada desde ya hace varias décadas atrás. Se paralizaron algunos sistemas de velocidad temporal como el consumo presencial, pero en cambio fueron sustituidos por modelos virtuales de inmediatez, demostrando que el presente sigue dominando el punto de vista colectivo.
POR IGNACIO ANAYA MINJAREZ
COLABORADOR
@IGNACIOANAY