COLUMNA INVITADA

El colapso del empleo formal

Los especialistas señalan que la economía global se está acercando a un punto en el que la capacidad tanto de gasto como de endeudamiento públicos ronda sus límites

OPINIÓN

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Guillermo Lerdo de Tejada / Columna Editorial / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Esta cuesta de enero será aún más difícil para aquellas familias que se han visto afectadas no sólo por la pandemia, sino también por la pérdida de cientos de miles de empleos formales en 2020. Cerramos el año con alrededor de 647 mil bajas en el sector formal, que son el resultado de los más de 1 millón de empleos perdidos tras el confinamiento, aquellos que ya no pudieron recuperarse entre agosto y noviembre, más los cientos de miles que se perdieron tan solo en diciembre.

Pero el colapso del empleo formal no inició con la pandemia, sino con el actual gobierno. En 2019, se creó poco más de la mitad de los puestos de trabajo generados en 2018. Y este año, el declive del sector se ha visto agudizado por el impacto del COVID-19, llegando a dimensiones que solo se comparan con la crisis económica posterior a 1994, en la que cientos de miles de familias lo perdieron todo: sus ahorros, su patrimonio, su estabilidad y sus fuentes de ingreso.

Aquella inverosímil promesa presidencial de crear 2 millones de empleos formales ha quedado desvanecida por la cruda realidad, pero sobre todo, por las propias decisiones del gobierno, que han socavado las condiciones de certeza, estabilidad y confianza para la inversión privada; que tiraron por la borda proyectos estratégicos para el desarrollo; y que, en lugar de orientar el gasto con un enfoque productivo y de crecimiento, se han aferrado a obras faraónicas, que no son más que un derroche y una pérdida de recursos que serían sumamente valiosos para el país en este momento.

A esto tenemos que sumarle un gobierno inerme ante la crisis, que no fue capaz de generar las estrategias y herramientas para evitar el colapso económico y del empleo, brindando estímulos y estableciendo un piso mínimo de protección tanto para los trabajadores, como para las micro, pequeñas y medianas empresas, que se han ido a la bancarrota ante la falta de apoyos.

México ocupa, de acuerdo con datos del FMI, el último lugar entre los países de la OCDE en el total de apoyos y medidas fiscales que se han brindado durante la pandemia para atender la crisis económica. Incluso países con un menor margen fiscal –es decir, que tienen menos dinero para gastar– como Argentina, India y Sudáfrica, han hecho más para evitar el sufrimiento y colapso de sus economías.

Los especialistas señalan que la economía global se está acercando a un punto en el que la capacidad tanto de gasto como de endeudamiento públicos ronda sus límites y puede ser sumamente riesgosa; pero advierten también que las consecuencias de no utilizar las herramientas fiscales serían peores. Esto último es precisamente lo que está pasando en México: tenemos un gobierno pasmado, paralizado, que no está metiendo las manos ni generando los instrumentos que se requieren para salvar la economía y evitar que se sigan perdiendo cientos de miles de empleos.

Buena parte de estos errores tienen que ver con la ideologización de las decisiones económicas, el dogmatismo y el falso discurso de austeridad; pero también con la falta de capacidades y solidez técnica frente a una crisis de dimensión global, que los ha rebasado por mucho. Queda claro que las respuestas no vendrán del gobierno; desde la ciudadanía, aprovechemos la oportunidad que este año nos brinda para poner, al menos, un límite ante tanta incompetencia.
 

POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE
DIPUTADO CIUDADANO EN EL CONGRESO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
@GUILLERMOLERDO