Con el diseño de portada listo ya sólo quedaba mandarlo imprimir. Cuando me entregaron mis 250 ejemplares estaba extasiada.
Fuimos a celebrar a un restaurant lindo. Sin embargo, por la noche cuando regresé del consultorio y bajé con mis cajas de libros me deprimí. Y pensé: ¿Pero, qué hice? ¿¡Que voy a hacer con 250 libros!? ¡A quién se los voy a vender!
Con profunda tristeza me imaginé viejita sentada frente a mi librero observando todos los libros que no habría podido vender empolvándose y recordándome que había sido una ilusa pensando que 250 personas querrían leer mi historia.
Por fortuna un amigo, Juan Carlos, me invitó a festejar. Cuando le conté mi temor, me contestó: “olvídate de vender 250 libros. Piensa en grande. Qué quieres para tu libro”.
Fue fácil contestar. “Que, así como Fati me llamó cuando supo que yo estaba enferma para decirme, ‘si yo pude tu puedes’, que mi libro sea esa llamada de esperanza para quien esté pasando alguna dificultad”.
El concluyó: “entonces tienes que trabajar para lograr eso”. Esa noche fue para mi mágica. Recargué ánimos para soñar y confiar en mi. Entonces puse manos a la obra. Contacté personas que me pudieran apoyar con la difusión. Así llegué con una maravillosa escritora y mejor persona, Rossana.
Ella se tomó el tiempo de conocerme, de leer mi libro y de escribir una reseña tan sensible que cada vez que la leo, me hace llorar. Dicho artículo se publicó en El Heraldo de México. Así se fueron abriendo oportunidades de difusión. Me animé a pedir la oportunidad de escribir para este periódico y me aceptaron, a mi, una perfecta desconocida.
Así que para responder ¿cómo es que yo acabé escribiendo para El Heraldo de México? Diré: soñando. Y la vida me ha sorprendido con resultados que disfruto muchísimo. Se acabaron los 250 libros y ya imprimimos mil más. Esta de venta en Gooday, Gandhi y Amazon. ¡Sin el apoyo de ninguna editorial!
Lo que mas disfruto es recibir el mensaje de quien leyó mi libro. Escogí mis dos historias favoritas.
Me escribe Diana, me contactó por el face: “Quiero contarte algo muy padre que me pasó. Tu libro me llegó como regalo de una amiga muy querida y traía una dedicatoria, lo regalé para otra amiga que también tiene cáncer, ella lo regaló a alguien más y pues ya dio la vuelta y sin querer regresó a mi. Tu significas un pilar emocional. Me levantó leerte cuando todo estaba obscuro”.
La segunda sucedió así. Me cuenta mi hermana que cuando ven su apellido una chava le pregunta: ¿Conoces a Laura Gerdingh? Leer su libro marcó mi vida. Yo estaba en una relación violenta y destructiva y no me podía salir de ahí. Pero su historia me inspiró y dije “tiene razón si ella pudo contra el cáncer yo puedo contra esto y me separé”. Ahora estoy mucho mejor. ¡Mi sueño se está haciendo realidad!
Así que sueña en grande y eso te llevará lejos. Y si estás pasando alguna dificultad o conoces a alguien que está enfrentando algún reto, en mi libro encontrarán inspiración para lograr vencerlos.
POR LAURA ELENA GERDINGH
PSICOTERAPEUTA
@LGERDINGH
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