DE LEYENDA

2020

Terminó. Casi, porque, como en la mayoría de los deportes, en este año debemos recordar que “esto no se acaba hasta que se acaba”

OPINIÓN

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Gustavo Meouchi / De Leyenda / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Y por más atípico que haya sido, honremos la tradición haciendo el recuento.

El año 2020 nos trajo conciencia deportiva, ya que el ejercicio se disfruta a varios niveles.

El primero, personal; la sensación de jugar, amateur o no, seamos buenos o regulares, la experiencia de estar con tu equipo, en tu liga, ejercitándote, corriendo, disfrutando, es algo que ahora añoramos. Para combatir el vacío, muchos recurrimos a la rutina en casa; ayudó a mantenernos sanos, a tener un reto o una meta a la que asirnos, nos sirvió de norte, nos dio un escape para la ansiedad. Pero extrañamos la dinámica del equipo, la de compartir.

Pienso en esos profesionales que jugaron en estadios vacíos, que se sometieron a innumerables controles. Que, pese a eso, salieron a las canchas a dar lo mejor que tenían. Pienso en el costo anímico y de salud que significó el omitir la pretemporada en la NFL, por citar un ejemplo muy difundido. La ausencia pesa y mucho, el público cuenta y por eso las ligas se las ingeniaron para tratar de reducir el impacto en los jugadores.

En un principio era muy extraño ver partidos de futbol, basquetbol o beisbol sin aficionados. Nos dimos cuenta lo importante que es la presencia de seguidores en los estadios, pues los gritos de apoyo, los sonidos de asombro, los aplausos y los cánticos son parte fundamental en los eventos deportivos; le imprimen mayor emoción y mayor espectáculo al encuentro. Los colores de las banderas, uniformes, las bengalas y pancartas, le traen belleza, emoción y ambiente a la experiencia, aún desde casa. Mirar estadios vacíos, sin ruido, excepto por el sonido del golpeo al balón, el diálogo entre jugadores o las indicaciones de la banca, es algo a lo que no estábamos acostumbrados.

Pienso en aquellos deportistas que se prepararon años, prácticamente toda su vida para llegar a Tokio 2020. Muchos esperaban su debut, su consolidación o su retiro. Seguramente muchos estarán listos en 2021, si es que hay condiciones para que se realice el certamen en la nueva fecha, pero otros no podrán asistir un año después. Dentro de todas las consecuencias negativas a nivel deportivo del año, esta es la que me parece más impactante, la ultima ocasión en la que los Juegos Olímpicos no se celebraron en la fecha prevista fue en 1944, por la Segunda Guerra Mundial. Ahora, aunque no están cancelados, haberlos pospuesto fue desalentador como pocas cosas.

Hubo otros eventos deportivos afectados como la Eurocopa de futbol y en general todos los eventos profesionales sufrieron la situación y tratan de levantarse e idear estrategias para compensar no sólo las pérdidas deportivas, sino también las económicas.

Seguramente habrá negociaciones sobre contratos de derechos de transmisión y en general la mezcla de ingresos de muchos equipos deberá modificarse de ahora en adelante.

El 2020 se llevó también a dos figuras icónicas del deporte: lo de Kobe Bryant fue una muy desagradable sorpresa que nos dolió por su pequeña hija y por la circunstancia accidental de su muerte. Lo de Diego Armando Maradona no fue tan sorpresivo, porque el declive en su salud había iniciado muchos años antes, pero sí fue doloroso ver cómo las nuevas generaciones no tuvieron la oportunidad de asombrarse con su magia, y cómo los aspectos más negativos de su vida han manchado su legado.

Entre las cosas buenas que tuvimos se agradecen los partidos de Serie Mundial, en la que los Dodgers presentaron esa grandiosa combinación de dos pitchers mexicanos: Julio Urías y Víctor González. Vimos a LeBron James coronarse con los Lakers y la conclusión de la UEFA Champions League, con partidos disputados con mucha garra y en la que observamos el triunfo del Bayern Múnich frente a un PSG plagado de estrellas.

En casa vimos al León sacudirse la maldición del superlíder, lo que nos alegró a todos, porque a veces el deporte sí premia a quien sabe sostener sus esfuerzos y trabajar con constancia.

Lo que sabemos por ahora es que este nuevo esquema de relacionarnos con el deporte está lejos de terminar, aunque todos haremos un esfuerzo por seguir disfrutando de él contra viento y marea, porque no hay forma de prescindir de algo que nos alegra y nutre tanto.

POR GUSTAVO MEOUCHI
COLABORADOR
@GMOSHY67