ALHAJERO

El regaño de gobernación a Aureoles

La intervención de Silvano en elección de EU viola el principio de no intervención, el mismo que violó Ebrard hace 4 años

OPINIÓN

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Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Silvano Aureoles se llevó este fin de semana su buena reprimenda de parte de la Secretaría de Gobernación por andar promoviendo entre sus paisanos en Estados Unidos el voto a favor del demócrata Joe Biden.

 En un video que subió a sus redes sociales, el gobernador de Michoacán “se descosió” en sus comentarios contra Donald Trump y arengó a la comunidad hispana a “terminar con la larga noche oscura de racismo, de odio, de persecución, de ofensas, de maltratos inhumanos a la comunidad migrante, principalmente a la mexicana y a la michoacana”.

Aureoles conminó en su discurso de poco más de seis minutos, a llevar con su voto a la Casa Blanca a “alguien que entienda la relación entre socios y vecinos”; que si bien la relación México-Estados Unidos no es fácil, ésta “se tiene que manejar con razones y con diálogo, no con amenazas permanentes o golpes arancelarios, ni intentando subordinar a México a sus intereses”.

Palabras, las del perredista, que sin duda muchos mexicanos –de aquí y del otro lado de la frontera- suscribiríamos. Sólo que…, pues no le tocaba al mandatario estatal decirlo y mucho menos en estos momentos (a escasos días de la elección presidencial en Estados Unidos).

La reacción de la Secretaría de Gobernación no se hizo esperar. Olga Sánchez Cordero firmó de inmediato un oficio acusando al gobernador michoacano de violar la Constitución y de poner al Estado Mexicano “en una situación muy delicada en términos de política exterior”.

Cierto que la intervención de Silvano viola nuestro principio fundamental de política exterior, de no intervención.

Mismo principio, por cierto, que el propio Ebrard violó cuando –como extranjero- en Estados Unidos apoyó el voto de los mexicanos por Hillary Clinton hace cuatro años.

El argumento de Marcelo entonces para votar en contra de Trump, según declaró en aquel tiempo a The New Yorker, era porque si ganaba el republicano, se tendría una sociedad "creada por una opinión xenófoba”.

No son muy distintas las visiones –y la intervención- de uno y otro, pero es evidente que han cambiado los tiempos. Ebrard ahora es canciller, y el gobierno mexicano hoy parece estar mucho más del lado del actual habitante de la Casa Blanca que de su contrincante.

La rapidez en la respuesta de la Segob y el regaño sonoro a Aureoles traslucen –quiéranlo que no- una piel muy delgada de nuestras autoridades, temor hacia el gobierno estadounidense, zalamería y favoritismo hacia Trump.

Y ya que tan sensibles y rigurosos con nuestros principios andan, bien podrían haberse ahorrado la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Washington, para evitar ser utilizado en su propaganda electoral.

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POR MARTHA ANAYA
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